Yo no quiero más luz que tu cuerpo ante el mío:
claridad absoluta, transparencia redonda,
limpidez cuya entraña, como el fondo del río,
con el tiempo se afirma, con la sangre se ahonda.
¿Qué lucientes materias duraderas te han hecho,
corazón de alborada, carnación matutina?
Yo no quiero más día que el que exhala tu pecho.
Tu sangre es la mañana que jamás se termina.
No hay más luz que tu cuerpo, no hay más sol: todo ocaso.
Yo no veo las cosas a otra luz que tu frente.
La otra luz es fantasma, nada más, de tu paso.
Tu insondable mirada nunca gira al poniente.
Claridad sin posible declinar. Suma esencia
del fulgor que ni cede ni abandona la cumbre.
Juventud. Limpidez. Claridad. Transparencia
acercando los astros más lejanos de lumbre.
Claro cuerpo moreno de calor fecundante.
Hierba negra el origen; hierba negra las sienes.
Trago negro los ojos, la mirada distante.
Día azul. Noche clara. Sombra clara que vienes.
Yo no quiero más luz que tu sombra dorada
donde brotan anillos de una hierba sombría.
En mi sangre, fielmente por tu cuerpo abrasada,
para siempre es de noche: para siempre es el día.
Miguel Hernández
Eu não quero mais luz senão teu corpo ante o meu:
absoluta claridade, transparência redonda,
limpidez cuja entranha, tal como o fundo do rio,
com o tempo se afirma e com o sangue se afunda.
Que duradoiras luzentes coisas te fizeram,
coração de alvorada, carnação matutina?
Eu não quero mais dia que o que exala teu peito.
Teu sangue é a manhã que nunca termina.
Não há mais luz que teu corpo, nem mais sol, é tudo ocaso.
Nem eu vejo as coisas a outra luz senão teu rosto,
simples fantasma, a outra luz, de teu andar.
Teu olhar insondável nunca atinge o poente.
Claridade sem declínio. Suma essência
do fulgor que nem cede nem deixa o cimo.
Juventude. Limpidez. Claridade. Transparência
achegando os astros mais distantes de luz.
Claro corpo moreno de calor fecundante.
Erva negra a origem, erva negra a fronte,
trago os olhos de negro e o olhar distante.
Dia azul, noite clara, sombra clara, se vens.
Eu não quero mais luz que tua sombra doirada
de que brotam anéis de uma erva sombria.
Em meu sangue, de teu corpo abrasado,
é sempre de noite, mas para sempre é o dia.
(Trad. A.M.)
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