CUARENTA
GRADOS
Amo la
gran mentira de los ventiladores
cuando el verano deja en la almohada empapada
el sudor amarillo que segregan los sueños.
Amo su inteligente forma de dispersar
los pedazos cansados, también las hojas sueltas,
como si hubiera un orden y ellos fueran la prisa,
como si uno no se pudiera olvidar
el cuaderno en la mesa sin que le hojee el viento
la lista de la compra y unos versos tachados.
Creo en ellos porque pueden cambiar la dirección
de la mosca y del humo, pequeños vengadores
del astro rey, rebeldes como el dedo que hurga
en el bolsillo roto de nuestra realidad.
Creo en el inquietante azar que los mantiene
anclados en un punto fijo mientras sus hélices
desordenan las horas, el pelo, los papeles,
girando apasionados contra todo pronóstico.
cuando el verano deja en la almohada empapada
el sudor amarillo que segregan los sueños.
Amo su inteligente forma de dispersar
los pedazos cansados, también las hojas sueltas,
como si hubiera un orden y ellos fueran la prisa,
como si uno no se pudiera olvidar
el cuaderno en la mesa sin que le hojee el viento
la lista de la compra y unos versos tachados.
Creo en ellos porque pueden cambiar la dirección
de la mosca y del humo, pequeños vengadores
del astro rey, rebeldes como el dedo que hurga
en el bolsillo roto de nuestra realidad.
Creo en el inquietante azar que los mantiene
anclados en un punto fijo mientras sus hélices
desordenan las horas, el pelo, los papeles,
girando apasionados contra todo pronóstico.
Raúl Nieto de la Torre
Amo a mentira dos ventiladores
quando o Verão deixa na almofada empapada
o suor amarelo segregado pelos sonhos.
quando o Verão deixa na almofada empapada
o suor amarelo segregado pelos sonhos.
Amo a sua forma inteligente de espalhar
os pedaços cansados, também as folhas caídas,
como se houvesse uma ordem e eles fossem a pressa,
como se não pudéssemos esquecer
o caderno em cima da mesa sem o vento o folhear
a cheirar a lista das compras e alguns versos manchados.
os pedaços cansados, também as folhas caídas,
como se houvesse uma ordem e eles fossem a pressa,
como se não pudéssemos esquecer
o caderno em cima da mesa sem o vento o folhear
a cheirar a lista das compras e alguns versos manchados.
Creio neles porque podem mudar a direcção
da mosca e do fumo, pequenos vingadores
do astro-rei, rebeldes como o dedo que mexe
no bolso roto da nossa realidade.
da mosca e do fumo, pequenos vingadores
do astro-rei, rebeldes como o dedo que mexe
no bolso roto da nossa realidade.
Creio no acaso inquietante que os mantém
assentes num ponto fixo, enquanto as suas hélices
desordenam as horas, o cabelo, os papéis,
girando apaixonadamente contra todas as previsões.
assentes num ponto fixo, enquanto as suas hélices
desordenam as horas, o cabelo, os papéis,
girando apaixonadamente contra todas as previsões.
(Trad. A.M.)