PARA LOS QUE LLEGAN A LAS FIESTAS
Para los que llegan a las fiestas
ávidos de tiernas compañías,
y encuentran parejas impenetrables
y hermosas muchachas solas que dan miedo
- pues uno no sabe bailar, y es triste;
los que se arrinconan con un vaso
de aguardiente oscuro y melancólico,
y odian hasta el fondo su miseria,
la envidia que sienten, los deseos;
para los que saben con amargura
que de la mujer que quieren les queda
nada más que un clavo fijo en la espalda
y algo tenue y acre, como el aroma
que guarda el revés de un guante olvidado;
para los que fueron invitados
una vez; aquéllos que se pusieron
el menos gastado de sus dos trajes
y fueron puntuales; y en una puerta
ya mucho después de entrados todos
supieron que no se cumpliría
la cita, y volvieron despreciándose;
para los que miran desde afuera,
de noche, las casas iluminadas,
y a veces quisieran estar adentro:
compartir con alguien mesa y cobijas,
vivir con hijos dichosos;
y luego comprenden que es necesario
hacer otras cosas, y que vale
mucho más sufrir que ser vencido;
para los que quieren mover el mundo
con su corazón solitario,
los que por las calles se fatigan
caminando, claros de pensamientos;
para los que pisan sus fracasos y siguen;
para los que sufren a conciencia,
porque no serán consolados
los que no tendrán, los que no pueden escucharme;
para los que están armados, escribo.
Rubén Bonifaz Nuño
[
Noctambulario]
Para os que chegam à festa
ávidos de terna companhia,
e encontram pares impenetráveis,
raparigas lindas sozinhas que intimidam
- por não sabermos dançar, o que é aborrecido;
os que se põem ao canto com um copo
de aguardente escuro e melancólico,
e odeiam profundamente sua miséria,
a inveja que sentem, os desejos;
para os que sabem amargamente
que da mulher que amam fica-lhes
apenas um cravo espetado nas costas
e algo ténue e acre, como o aroma
do avesso duma luva esquecida;
para os que foram convidados
uma vez; aqueles que vestiram
o menos gasto de seus dois fatos
e foram pontuais; e à porta
muito depois já de todos entrados
souberam que não havia encontro,
e retornaram desprezando-se;
para os que olham cá de fora,
à noite, as casas iluminadas,
e às vezes gostariam de estar lá dentro:
partilhar com alguém mesas e cobiças,
conviver com filhos ditosos;
e depois compreendem que é necessário
fazer outras coisas, que vale
mais sofrer do que ser vencido;
para os que querem mover o mundo
com seu coração solitário,
os que se fatigam pelas ruas
caminhando, claros de pensamentos;
para os que pisam seus fracassos e continuam;
para os que sofrem na consciência,
porque não serão consolados
os que não têm, os que não podem escutar-me;
para os que estão armados, escrevo.
(Trad. A.M.)
Lugares:
Los poetas (20p) /
A media voz (34p) /
Fuentes (13p)
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