Cada uno se va como puede,
unos con el pecho entreabierto,
otros con una sola mano,
unos con la cédula de
identidad en el bolsillo,
otros en el alma,
unos con la luna atornillada en la sangre
y otros sin sangre, ni luna, ni recuerdos.
Cada uno se va aunque no pueda,
unos con el amor entre dientes,
otros cambiándose la piel,
unos con la vida y la muerte,
otros con la muerte y la vida,
unos con la mano en su hombro
y otros en el hombro de otro.
Cada uno se va porque se va,
unos con alguien trasnochado
entre las cejas,
otros sin haberse cruzado con nadie,
unos por la puerta que da
o parece dar sobre el camino,
otros por una puerta dibujada
en la pared o tal vez en el aire,
unos sin haber empezado a vivir
y otros sin haber empezado a vivir.
Pero todos se van con los pies atados,
unos por el camino que hicieron,
otros por el que no hicieron
y todos por el que nunca harán.
Roberto Juarroz
Cada um se vai como pode,
uns com o peito aberto,
outros só com uma mão,
uns com o bilhete de
identidade no bolso,
outros na alma,
uns com a lua enfiada no sangue
e outros sem sangue, nem lua, nem lembranças.
Cada um se vai mesmo sem poder,
uns com o amor entre dentes,
outros trocando a pele,
uns com a vida e a morte,
outros com a morte e a vida,
uns com a mão no seu ombro
e outros no ombro alheio.
Cada um se vai porque se vai,
uns com alguém tresnoitado entre as celhas,
outros sem cruzar com ninguém,
uns pela porta que dá
ou parece dar para caminho,
outros por uma porta desenhada
na parede ou no ar talvez,
uns sem começar a viver
e outros sem começar a viver.
Mas todos se vão de pés atados,
uns pelo caminho que fizeram,
outros pelo que não fizeram
e todos, todos, pelo que nunca farão.
(Trad. A.M.)