LA MALTRATADA
Tengo sed. Me has quitado las praderas del norte,
regadas por arroyos de respeto y cariño.
Tengo frío. Te has ido con el sur de mi alcoba,
dejándome las huellas de tu hielo en mi cuerpo.
No sé qué hacer. La vida me parece una tumba
donde me has enterrado viva, una oscuridad
irrespirable, un túnel sin salida, una muerte
prolongada, el vacío, la ausencia, el desamparo.
Me siento tan vencida por tu odio, tan débil,
tan aterrorizada y tan inexistente,
que no puedo llorar, ni llamar por teléfono
a mis padres (que acaso me dirían: “Aguanta,
que por algo naciste mujer”), ni hacerle señas
a la vecina desde la ventana. Me quedo
acurrucada en un rincón del dormitório
esperando que vuelvas y sigas arrasando
con gestos de desprecio, con golpes y con gritos
aquel campo de amor que cultivamos juntos.
Luis Alberto de Cuenca
|
|
Estou com sede, tiraste-me os prados do norte,
regados por ribeiros de respeito e carinho.
E estou com frio, levaste-me o sul do meu quarto,
deixando-me no corpo as marcas de teu gelo.
Não sei que fazer, a vida parece-me um sepulcro
onde me enterraste viva, um escuro
irrespirável, um túnel sem saída, uma morte
prolongada, o vazio, a ausência, o desamparo.
Sinto-me vencida por teu ódio, tão débil,
inexistente, tão aterrorizada,
que não consigo chorar, nem ligar
para os meus pais (que me diriam, talvez: ‘Aguenta,
por alguma razão nasceste mulher’), nem fazer sinais
à vizinha, da janela. Fico
arrodilhada num canto do quarto,
à espera que voltes e continues a arrasar
com gestos de desprezo, com agressões e com berros
aquele campo de amor que juntos cultivámos.
(Trad. A.M.)