17.7.17

José Antonio Fernández Sánchez (Bem-aventurados)





BIENAVENTURADOS



Bienaventurado el latifundista,
suya será, también, la Tierra Prometida.
El dictador de las colonias de ultramar
pues su bigote merecerá el embalsamiento de los años.
Bienaventurado el político que escoge zapatos con cuña,
su voz será lo único que quede bajo el peso de una losa.
Bienaventurado el dios minúsculo
porque se rindió en el último peldaño, el caza recompensas,
suyo es el mérito de los salarios.
Bienaventurado el último poeta, bienaventurado sea, y alguna plaga reciba.
Los cierra sobres, siempre que den por terminada su huelga indefinida.
Y así se les sequen los labios, decía una maldición gitana.
Bienaventurado el lector que cree haber encontrado el doble sentido,
el marido juguetón que utiliza un puño americano.
Bienaventurado el cura de mi pueblo, famoso por sus blancas manos,
los empresarios paternalistas, por incumplir nueve Mandamientos.
Bienaventurado el consentidor de plegarias porque de él será
el privilegio del último suspiro, el saqueador de columnas,
también bienaventurado, inventor de los paraguas desechables.
Bienaventurado el pescador de aguas bravas, el cuerno del unicornio,
la figura de Buda en estado catatónico, el arlequín alegre,
bienaventurado el domador de mariposas, el carcelero que realiza horas extras,
 el listo y la lista, el amo de la casa, las casas sin cosas, los santos oficios.
Bienaventurado el marmolista, merecedor de los royalties de nuestros epitafios y amén.


José Antonio Fernández Sánchez






Bem-aventurado o latifundiário,
sua será também a Terra Prometida.
O ditador das colónias do ultramar
pois seu bigode será embalsamado pelos anos.
Bem-aventurado o político que escolhe sapatos de ponta,
restará apenas sua voz sob o peso do mármore.
Bem-aventurado o deus pequenino
porque se rendeu no último degrau, o caça-recompensas,
que seu é o mérito da paga.
Bem-aventurado o derradeiro poeta, bem-aventurado seja,
e que alguma chaga receba.
Os fechadores de envelopes, sempre que dêem por terminada a sua greve indefinida.
E que lhes fiquem secos os lábios, segundo a maldição dos ciganos.
Bem-aventurado o leitor que pensa ter achado o duplo sentido,
o marido brincalhão que usa um punho americano.
Bem-aventurado o padre lá da paróquia, mais as suas mãos delicadas,
e os empresários paternalistas, por incumprirem nove Mandamentos.
Bem-aventurado o pagador de promessas, porque dele será
o condão do último suspiro, o salteador de estradas,
bem-aventurado seja, inventor dos sombreiros descartáveis.
Bem-aventurado o pescador de águas bravas, o corno do unicórnio,
a figura do Buda em estado catatónico, o arlequim alegre,
bem-aventurado o domador de borboletas, o carcereiro que faz horas extra,
o pronto e a pronta, o dono da casa, as casas sem coisas, os santos ofícios.
Bem-aventurado o marmorista, credor das royalties de tanto epitáfio, amém.


(Trad. A.M.)


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