EL SILENCIO Y EL RUIDO
Son números dormidos en la agenda.
Nadie quiere borrarlos,
pero ellos mismos pierden la memoria,
se alejan de sus dueños
en un rincón oscuro de los días que pasan.
Son números sin voz, sin cenas, sin preguntas
pálidos y encerrados,
tristes de no salir
después de un imprevisto.
Alguna vez el aire
de una disposición irracional
nos pide que marquemos el teléfono
de los amigos muertos.
Suena larga la nada, se repite
como un corte de luz,
sin nadie que conteste.
Eso es el silencio.
Pero también existe el ruido.
Llega sin estridencias, casi un rumor, no grita,
se parece al vacío más que al daño.
La voz de la otra espera,
en la orilla marcada
de nuestro propio tiempo,
dice que no es aquí:
-Se ha equivocado.
Extraña soledad la que se siente
por no pertenecer a la conversación
y saberse la huella de un antiguo
propietario del mundo.
Los hospitales tienen otoños de papel,
borrosas escaleras amarillas
de nombres y números.
Uno empieza a morir en las agendas.
Luis García Montero
Números adormecidos na agenda.
Ninguém quer apagá-los,
mas perdem a memória eles mesmos,
afastam-se dos donos
num recanto escuro dos dias que passam.
Números sem voz, sem cenas, sem perguntas,
pálidos e encerrados,
tristes de não saírem
para uma coisa imprevista.
Às vezes a onda
de um impulso irracional
leva-nos a marcar o telefone
de amigos mortos.
Soa o nada longamente, repete-se
como um corte de luz,
sem ninguém responder.
Isto é o silêncio.
Mas há também o ruído,
surge sem estridências, um rumor quase,
não grita, mais parecido ao vazio.
A voz da outra espera,
na outra margem
de nosso próprio tempo,
diz que não: - É engano.
Estranha solidão a que se sente
por não pertencer à conversa,
saber-se a marca de um antigo
proprietário do mundo.
Os hospitais têm outonos de papel,
ilusórias escalas amarelas
de nomes e números.
Começa-se a morrer nas agendas.
(Trad. A.M.)
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