9.1.13
Eloy Sánchez Rosillo (O abismo)
EL ABISMO
Hay en este ir dejando que transcurra
la vida sin dar fruto, en esta voluntaria
renuncia a hacer en la que tantas veces
me mantengo y que no tiene, en mi caso,
ninguna relación con la pereza,
ni con el yermo escepticismo, ni
con esa sequedad del corazón que a muchos,
a mi edad, para siempre les niega la palabra,
hay en este abstenerse deliberado, acaso,
no sé, como un extraño amor por el peligro,
como un oscuro afán irreprimible
de tentar a la suerte andando por el borde
de un abismo espantoso. En ocasiones, pasan
largos meses enteros en los que nada escribo,
en que me opongo inexplicablemente
a cumplir el deber que justifica
mi existir. Y me digo: “Hace ya muchos años
que dejé de ser joven; va acortándose el tiempo
del que tal vez disponga para llevar a cabo
la labor pendiente: los poemas
que porfían y aspiran al aire y a la luz
y que sin forma habitan en las sombras
de mi silencio. No hay mayor tristeza
que la de aquello que queriendo alzarse
no crece y se transforma en flor, en vida
que se afirma y que canta”. Sin embargo, persisto
en la inactividad, mirando, absorto,
lleno de culpa y de desasosiego,
al fondo del abismo: la nada que desdice
mis viejas ilusiones, la fe que me sostuvo,
mi voluntad de ser frente a la muerte.
Eloy Sánchez Rosillo
[Balconcillos]
Há neste ir deixando que a vida transcorra
sem dar fruto, nesta voluntária
renúncia de acção e que, no meu caso,
não tem nada a ver com preguiça,
nem mesmo com cepticismo, nem
com essa secura do coração que a muitos,
na minha idade, nega para sempre a palavra,
há nesta abstenção deliberada, talvez,
não sei, como que um estranho amor do perigo,
um obscuro afã irreprimível
de tentar a sorte caminhando à beira
de um abismo espantoso. Às vezes, passam-se
longos meses inteiros em que não escrevo nada,
opondo-me inexplicavelmente
a cumprir o dever que justifica
a minha existência. E digo a mim mesmo:
“Há muitos anos já que deixei de ser jovem;
vai-se encurtando o tempo
de que talvez disponha para levar a cabo
o trabalho pendente, os poemas
que porfiam e aspiram ao ar e à luz
e que habitam sem forma nas sombras
do meu silêncio. Não há tristeza maior
do que a de quem querendo erguer-se
não cresce nem se transforma em flor,
em vida que se afirma cantando”.
Contudo, persisto inactivo, contemplando,
absorto, intranquilo e cheio de culpa,
o fundo do abismo, o nada que desdiz
minhas velhas ilusões, a fé que me sustenta,
minha vontade de ser face à morte.
(Trad. A.M.)
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