ELEGÍA Y PLEGARIA POR HILARIO CAMACHO
La muerte es una música al revés,
un desdecir el mundo hasta quedarse sordo,
un reloj que no dice la verdad, un mástil roto
de guitarra que espera
con herrumbrosas cuerdas en una casa sola.
Esta mañana calla la oficina.
Están callados todos los autobuses agrios.
En la Plaza Mayor se calla hasta el oxígeno
mientras los hospitales se despintan de azul.
Y los acordeones invisibles
que habitan las esquinas, están callando a gritos.
Y, sin embargo, tienen que ir a clase,
con sus cuerpos de ola, las muchachas,
tiene que abrirse un bar, abrirse un libro,
tienen que irse abriendo los claveles
poco a poco, sin prisa, ir afinando,
pues Madrid amanece.
Atónito y disperso, pido al Cielo
que tengas veinte años para siempre.
Que escuches la canción secreta que Dios hizo
y que lleva tu nombre.
Jesús Beades
A morte é uma música ao contrário,
um desdizer do mundo até ficar surdo,
um relógio que não diz a verdade,
um braço partido de guitarra que espera
com cordas ferrugentas numa casa só.
Esta manhã o serviço em silêncio.
Silenciosos todos os autocarros azedos.
Na Praça Maior em silêncio até o oxigénio,
enquanto os hospitais se despintam de azul.
E os acordeões invisíveis
que habitam as esquinas, calam-se aos gritos.
E contudo, têm de ir para as aulas,
as raparigas, com seus corpos de onda,
tem de abrir-se um bar, abrir-se um livro,
têm de ir abrindo os cravos
pouco a pouco, sem pressa, ir afinando,
pois Madrid amanhece.
Atónito e distraído, peço ao Céu
que tenhas sempre vinte anos.
Que escutes a canção secreta que Deus fez
e que tem o teu nome.
(Trad. A.M.)