26.12.15

Alfonso Brezmes (Voltar)





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Qué obsceno ritual el de la luz,
que vuelve cada día a despojarnos
de la suave costumbre de lo oscuro.

Cumple apenas la vida su destino
frente a un espejo frío que le miente:
del intuirse turbio de los cuerpos,
al vaso de agua sucia y al cepillo
con que lavar entonces ya su boca,
manchada cada día con la sangre
de la presa aún tibia de la noche.

Y vuelta al lento viaje del exilio,
en busca de un lugar donde aguardar
a que la luz sujete a sus mastines
y arríe, derrotada, sus banderas.


Alfonso Brezmes





Que obsceno ritual o da luz,
que volta cada dia a despojar-nos
da veste suave do escuro.

Cumpre a vida apenas seu destino
face ao espelho frio que lhe mente:
do emergir turvo dos corpos,
ao copo de água suja e escova
para lavar então a boca,
manchada cada dia do sangue
da presa ainda morna da noite.

E torna à lenta jornada do exílio,
em busca de um lugar onde aguardar
que a luz prenda seus mastins
e derrotada arreie suas bandeiras.


(Trad. A.M.)

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