LO COTIDIANO
Para el amor no hay cielo, amor, sólo este día;
este cabello triste que se cae
cuando te estás peinando ante el espejo.
Esos túneles largos
que se atraviesan con jadeo y asfixia,
las paredes sin ojos,
el hueco que resuena
de alguna voz oculta y sin sentido.
Para el amor no hay tregua, amor. La noche
no se vuelve, de pronto, respirable.
Y cuando un astro rompe sus cadenas
y lo ves zigzaguear, loco, y perderse,
no por ello la ley suelta sus garfios.
El encuentro es a oscuras. En el beso se mezcla
el sabor de las lágrimas.
Y en el abrazo ciñes
el recuerdo de aquella orfandad,
de aquella muerte.
Rosario Castellanos
Para o amor não há céu, amor, só este dia;
este cabelo triste que cai
quando te penteias diante do espelho.
Esses túneis longos
que se correm a arfar,
as paredes sem olhos,
o vazio que ressoa
de alguma voz oculta e sem sentido.
Para o amor não há trégua, amor. A noite
não se torna, de repente, respirável.
E quando um astro quebra as cadeias
e o vês em ziguezague, louco, a perder-se,
nem por isso a lei solta seus dedos.
O encontro é no escuro. No beijo mistura-se
o sabor das lágrimas.
E no abraço apertas
a lembrança dessa orfandade,
dessa morte.
(Trad. A.M.)
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