16.5.18

Manuel Vilas (Ode a Marte)





ODA A MARTE



Veo fotos de Marte en internet. Y me pongo a llorar.
Marte me recuerda a mi infancia, cuando miraba al cielo en
las noches estrelladas y sentía que la vida sólo era futuro.
Quizá Marte sea el futuro. Yo creo haber estado en Marte,
haber cogido alguna de esas piedras marcianas y haberla
arrojado contra el cielo. No me es desconocido Marte. Marte
me devuelve la fe en la vida, en mi vida.
Es una prueba de que
existen la grandeza y el silencio. Grandes avenidas de Marte,
con sus rascacielos de frío. Marte muerto porque nadie lo
contempla, pero tan vivo en esa muerte. Porque los hombres
no contemplan simplemente, sino que devoran. Así que es
mejor, querido Marte, que hagas lo posible por alejarte unas
cuantas órbitas de nosotros, o te invadiremos. Y lo que hoy
es silencio y pesadilla del no-ser, a lo mejor se convierte en
New Marte, en ciudades con casinos, en autopistas, en
aeropuertos, en hoteles, en centros comerciales, en rascacielos,
en casas de pisos, en subterráneos heladores, en cementerios,
en pistas de tenis, en piscinas cubiertas, en campos de golf, en
basureros florecientes, en naves industriales, en fábricas, en
zoos, en cárceles. Oh, Marte, llévame contigo ahora que
todavía no hay nadie en ti, déjame pasear por tu cuerpo sin
caminos, déjame volver a la tierra antes del mundo, a la tierra
quinientos mil años antes de Cristo. Pisar Madrid entonces.
Pisar Nueva York entonces. Pisar París entonces. Pisar el
viento. Las cuevas. Las colinas. Las piedras. Marte, te quiero.
Cásate conmigo, yo también soy un ángel que vaga en este
cosmos enamorado. Marte, amado mío, lárgate de aquí.
Lárgate, tío, ahí tan cerca peligras.


Manuel Vilas





Vejo fotos de Marte na internete. E ponho-me a chorar.
Marte lembra-me a infância quando olhava para o céu em
noites estreladas e sentia que a vida era só futuro.
Talvez Marte seja o futuro. Eu creio que estive em Marte,
apanhei uma dessas pedras marcianas e atirei-a
contra o céu. Marte não me é desconhecido, Marte
restitui-me a fé na vida, na minha vida. É uma prova
de que a grandeza e o silêncio existem. Grandes avenidas de Marte,
com seus arranha-céus de frio. Marte morto porque ninguém o
contempla, mas nessa morte tão vivo. Porque os homens
 não contemplam apenas, antes devoram. Daí que seja
melhor, querido Marte, fazeres o possível por te afastar de nós
umas quantas órbitas, ou vamos-te invadir. E aquilo que hoje
é silêncio e pesadelo do não-ser pode converter-se em
New Marte, com cidades de casinos, auto-estradas
aeroportos, hotéis, centros comerciais, arranha-céus,
casas de andares, subterrâneos, cemitérios,
pistas de ténis, piscinas cobertas, campos de golfe,
lixeiras florescentes, naves industriais, fábricas, zoos,
cadeias. Oh, Marte, leva-me contigo, agora
que não tens ainda ninguém, deixa-me passear por teu corpo
sem caminhos, voltar à terra antes do mundo, à terra
de quinhentos mil anos antes de Cristo. Pisar Madrid de então,
Nova Iorque de então, Paris de então, pisar o vento,
as grutas, as colinas, as pedras. Marte, amo-te,
casa comigo, também eu sou um anjo vagando neste
cosmos enamorado. Marte, meu amigo, manda-te daqui.
Manda-te, pá, aí tão perto corres perigo.

(Trad. A.M.)
.