18.11.23

Luis García Montero (Conversa com Enrique Morente)

 

CONVERSACIÓN CON ENRIQUE MORENTE 
 

Tu me oyes, Enrique,
nese mundo vuestro del enigma
y de la soledad.

Aquí,
mientras pasa el verano
con su rumor de estrellas,
y las olas meditan,
y la luna es más tibia
pensada sobre el mar de las preguntas,
y los sueños insisten en descifrar la noche,
hay una copa tuya
y una silla que espera
en las mesas calladas de la aurora. 

Allí,
en ese mundo vuestro,
quizás haya un lugar donde poder sentarse
para escuchar contigo,
para vivir contigo las reuniones
secretas de la muerte.

Y tal vez haya copas y palabras
y vino derramado en los manteles,
y un recuerdo lejano de nosotros,
el eco de la vida. 

Así,
el tiempo con su niebla y con sus emociones
devuelve el corazón a su pasado.
Estamos todos juntos. Las ausencias
son otra forma de seguir presentes,
en una realidad que no es tan sólo
a llama de un recuerdo,
sino la vida misma,
lo que va con nosotros, porque es nuestro,
cuando todo se pierde,
aquello que nos hace
como la luz al día
y la sombra a la noche. 

Ahora
los dos somos amigos del naufragio
y el mar puede reunirnos
para seguir hablando en dos orillas.
Es un destino propio de los seres mortales
negarse a que la muerte interrumpa una cita.
 

 Luis García Montero 

[Revista Turia

 

Tu estás-me a ouvir, Enrique,
nesse vosso mundo do enigma
e da solidão. 

Aqui,
enquanto o verão passa
com seu rumor de estrelas,
e as ondas meditam,
e a lua é mais fraca
suspensa no mar das perguntas,
e os sonhos teimam em decifrar a noite,
há um copo teu
e uma cadeira à espera
nas mesas caladas da aurora. 

Aí, nesse mundo vosso,
há talvez um lugar para sentar
para ficar a ouvir contigo,
para contigo viver as reuniões secretas da morte.
E talvez haja copos e palavras
e vinho derramado nas toalhas,
e uma lembrança longínqua de nós,
o eco da vida. 

Assim,
com sua névoa e suas emoções devolve o tempo
o coração a seu passado.
Estamos todos juntos. As ausências
são outra forma de presença,
num mundo que não é apenas
a chama de uma lembrança,
mas a vida mesma,
o que vai connosco, porque é nosso,
quando tudo o mais se perde,
aquilo que nos faz
como a luz ao dia,
como a sombra à noite. 

Agora
somos ambos amigos do naufrágio
e o mar pode juntar-nos
para conversarmos em duas margens.
É um destino próprio dos seres mortais,
não deixar a morte interromper um encontro.
 

(Trad. A.M.)

 

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