FELICES LOS NORMALES
Felices los normales, esos seres extraños,
Los que no tuvieron una madre loca, un padre borracho, un hijo delincuente,
Una casa en ninguna parte, una enfermedad desconocida,
Los que no han sido calcinados por un amor devorante,
Los que vivieron los diecisiete rostros de la sonrisa y un poco más,
Los llenos de zapatos, los arcángeles con sombreros,
Los satisfechos, los gordos, los lindos,
Los rintintín y sus secuaces, los que cómo no, por aquí,
Los que ganan, los que son queridos hasta la empuñadura,
Los flautistas acompañados por ratones,
Los vendedores y sus compradores,
Los caballeros ligeramente sobrehumanos,
Los hombres vestidos de truenos y las mujeres de relámpagos,
Los delicados, los sensatos, los finos,
Los amables, los dulces, los comestibles y los bebestibles.
Felices las aves, el estiércol, las piedras.
Pero que den paso a los que hacen los mundos y los sueños,
Las ilusiones, las sinfonías, las palabras que nos desbaratan
Y nos construyen, los más locos que sus madres, los más borrachos
Que sus padres y más delincuentes que sus hijos
Y más devorados por amores calcinantes.
Que les dejen su sitio en el infierno, y basta.
Roberto Fernández Retamar
Felizes os normais, esses estranhos seres,
os que não tiveram uma mãe louca, um pai borracho, um filho delinquente,
uma casa em parte nenhuma, uma doença desconhecida,
os que não foram calcinados por um amor devorante,
os que viveram os dezassete rostos do sorriso e mais um pouco,
os cheios de sapatos, os arcanjos de chapéu,
os satisfeitos, os gordos, os lindos,
os rintintim e seus sequazes, os que como não, por aqui,
os que ganham. Os que são queridos até ao punho,
os flautistas seguidos por ratos,
os vendedores e seus compradores,
os cavalheiros ligeiramente sobre-humanos,
os homens vestidos de trovão e as mulheres de relâmpago,
os delicados, os sensatos, os finos,
os amáveis os doces, os comestíveis e os bebestíveis.
Felizes as árvores, o esterco, as pedras.
Mas que dêem passagem aos que fazem os mundos e os sonhos,
as ilusões, as sinfonias, as palavras que nos desbaratam
e nos constroem, os mais loucos que as mães, os mais borrachos
que os pais e mais delinquentes que os filhos
e mais devorados por amores calcinantes.
Que lhes deixem seu sítio no inferno, e basta.
(Trad. A.M.)