AÚN ME OBSESIONA
Sentí miedo de mi propio padre.
O, para ser más exacto, de ese cuerpo
pálido, rígido,
ni dormido ni despierto,
que yacía,
como un muñeco en su envoltorio,
en un féretro colocado en medio del salón.
Tenía sus mismos labios, su misma nariz
aguileña, su mismo pelo canoso,
pero aquello ya no era mi padre.
Y en eso, en aquel tránsito de naturalidad
insoportable, no en otra cosa,
consiste para mí
todo el misterio de la muerte.
Jacob Iglesias
[
Escrito en el viento]
Senti medo do meu próprio pai.
Ou, para ser mais exacto, desse corpo
pálido, rígido,
nem dormido nem desperto,
que jazia,
como um boneco em seu envoltório,
num féretro colocado no meio do salão.
Tinha os mesmos lábios, o mesmo nariz
aquilino, o mesmo cabelo branco,
mas não era já o meu pai aquilo.
E nisso, não em outra coisa,
nesse trânsito de naturalidade insuportável
é que reside para mim
o mistério todo da morte.
(Trad. A.M.)
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