13.1.15
Jaime Gil de Biedma (Elegia e lembrança)
ELEGÍA Y RECUERDO DE LA CANCIÓN FRANCESA
Os acordáis: Europa estaba en ruinas.
Todo un mundo de imágenes me queda de aquel tiempo
descoloridas, hiriéndome los ojos
con los escombros de los bombardeos.
En España la gente se apretaba en los cines
y no existía la calefacción.
Era la paz - después de tanta sangre -
que llegaba harapienta, como la conocimos
durante cinco años.
Y todo un continente empobrecido,
carcomido de historia y de mercado negro,
de repente nos fue más familiar.
¡Estampas de la Europa de post-guerra
que parecen mojadas en lluvia silenciosa,
ciudades grises adonde llega un tren
sucio de refugiados: cuántas cosas
de nuestra historia próxima trajisteis, despertando
la esperanza en España, y el temor!
Hasta el aire de entonces parecía
que estuviera suspenso, como si preguntara,
y en las viejas tabernas de barrio
los vencidos hablaban en voz baja...
Nosotros, los más jóvenes, como siempre esperábamos
algo definitivo y general.
Y fue en aquel momento, justamente
en aquellos momentos de miedo y esperanzas
- tan irreales, ay - que apareciste,
oh rosa de lo sórdido, manchada
creación de los hombres, arisca, vil y bella
canción francesa de mi juventud!
Eras lo no esperado que se impone
a la imaginación, porque es así la vida,
tú que cantabas la heroicidad canalla,
el estallido de las rebeldías
igual que llamaradas, y el miedo a dormir solo,
la intensidad que aflige al corazón.
Cuánto enseguida te quisimos todos!
En tu mundo de noches, con el chico y la chica
entrelazados, de pie en un quicio oscuro,
en la sordina de tus melodías,
un eco de nosotros resonaba exaltándonos
con la nostalgia de la rebelión.
Y todavía, en la alta noche, solo,
con el vaso en la mano, cuando pienso en mi vida,
otra vez más ‘sans faire du bruit’ tus músicas
suenan en la memoria, como una despedida:
parece que fue ayer y algo ha cambiado.
Hoy no esperamos la revolución.
Desvencijada Europa de post-guerra
con la luna asomando tras las ventanas rotas,
Europa anterior al milagro alemán,
imagen de mi vida, melancólica!
Nosotros los de entonces, ya no somos los mismos,
aunque a veces nos guste una canción.
JAIME GIL DE BIEDMA
Moralidades
(1966)
[Cómo cantaba mayo]
Recordais-vos, a Europa estava em ruínas.
Resta-me desse tempo todo um mundo de imagens,
descoloridas, ferindo-me a vista
com os escombros dos bombardeamentos.
Em Espanha as pessoas apertavam-se nos cinemas
e não havia aquecimento.
Era a paz que chegava – depois de tanto sangue –
farrapenta, como a conhecemos
durante cinco anos.
E todo um continente empobrecido,
carcomido de história e de mercado negro,
tornou-se de repente mais familiar.
Estampas da Europa do pós-guerra
parecem molhadas de chuva silenciosa,
cidades cinzentas onde chega um comboio
sujo de refugiados, quantas coisas trouxestes
da nossa história próxima, despertando
a esperança em Espanha, e o temor!
Até o ar de então parecia
que estava suspenso, como se interrogasse,
e nas velhas tabernas de bairro
os vencidos falavam em voz baixa...
Nós, os mais jovens, esperávamos como sempre
algo geral e definitivo.
E foi nesse momento, justamente
nesses momentos de medo e esperanças
- ai, tão irreais – que apareceste tu,
ó rosa do sórdido, manchada
criação dos homens, arisca, vil e bela
canção francesa da minha mocidade!
Eras o não esperado que se impõe
à imaginação, porque assim é a vida,
tu que cantavas o heroísmo canalha,
a explosão das rebeldias
tal como labaredas, e o medo a dormir sozinho,
a intensidade afligindo o coração.
Quanto, a seguir, te amamos todos!
Em teu mundo de noites, com rapaz e rapariga
entrelaçados, de pé num canto escuro,
na surdina de tuas melodias,
um eco de nós ressoava exaltando-nos
com a nostalgia da revolta.
E ainda agora, noite alta, sozinho,
de copo na mão, quando penso na minha vida,
de novo ‘sans faire du bruit’ soam-me
tuas músicas na memória, como uma despedida:
parece que foi ontem, mas alguma coisa mudou.
Hoje não esperamos a revolução.
Desatada Europa do pós-guerra
com a lua a assomar por trás das janelas partidas,
Europa anterior ao milagre alemão,
imagem da vida minha, melancólica!
Nós, os de então, já não somos os mesmos,
embora às vezes gostemos de uma canção.
(Trad. A.M.)
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