VUELTA A LA POESÍA
Otra vez vuelvo a tí.
Cansada vengo, definitivamente solitaria.
Mi faltriquera llena de penas traigo, desbordada
de penas infinitas,
de dolor.
De los desiertos vengo con los labios ardidos
y la mirada ciega
de tanto duro viento y ardua arena.
Abrazada de sed,
vengo a beber de tus profundos manantiales,
a rendirme en tus brazos,
hondos brazos de madre, y en tu pecho
de amante, misterioso,
donde late tu corazón como un enigma.
Ahora
que descansando estoy junto al camino,
te veo aparecer en cada cosa:
en la humilde carreta
en que es más verde el verde de las coles,
y en el azul en que la tarde estalla.
Humilde vuelvo a ti con el alma desnuda
a buscar el reflejo de mi rostro,
mi verdadero rostro
entre tus aguas.
Piedad Bonnett
A ti volto outra vez.
Cansada, definitivamente solitária.
A saca cheia de penas trago,
a deitar por fora de infinitas penas,
de dor.
Dos desertos venho com os lábios ardidos
e olhar cego
de tanto duro vento e árdua areia.
Abrasada de sede,
venho beber de tuas fontes,
render-me em teus braços,
fundos braços de mãe, e em teu peito
de amante, misterioso,
onde te bate o coração qual enigma.
Agora
que descansando estou junto ao caminho,
vejo-te aparecer em cada coisa,
no carro humilde
em que é mais verde o verde das couves
e no azul em que a tarde explode.
Humilde volto a ti de alma desnuda,
em busca do reflexo de meu rosto,
meu verdadeiro rosto
em tuas águas.
(Trad. A.M.)
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