13.11.09

Rosario Pérez Cabaña (Limpeza geral)








LIMPIEZA GENERAL




Una limpieza general es una cosa completamente seria,
por su crueldad, principalmente.
Despojar al objeto de su pátina, aun invisible,
supone un agravio incuestionable
para el objeto que esperó pacientemente.
Apóstatas del polvo
que aún tenéis la suficiente fe
para creer
que tras limpiar el polvo
el polvo está,
como dicta la ciencia,
mucho más limpio,
decidme: ¿a qué distancia de la mancha
ha quedado abandonado el verso?


Aunque, no nos olvidemos, si se quiere,
todo puede ser poetizable.
A ver si no:
a) Desalojar el polvo de su libro
tiene su propio tiempo, que recuerda
la lentitud del pulso en las orillas
de tu cuerpo.
b) Lanzar al mar por los desagües
el resto de sudor con que me amaste
también tiene su ritmo.
c) Lo de los peines mejor no nombrarlo,
por mi obsesión más que nada.


Claro, después de la tristeza, propia
de las cosas limpias,
¿cómo puede uno seguir amando
la tela de la flor
que ya nunca será la misma?
Eso hay que tenerlo en cuenta.
Más de una vez ocurre
que cuando la casa queda limpia
acude un vértigo (podría jurarlo)
que me hace recordar.


Ciertos inconvenientes los considero lógicos:
por ejemplo, tener que ir urgentemente
a comprar, qué se yo, ropa interior
o perfume para el gato,
que a día de hoy nadie me ha confirmado
que no pueda yo tener un gato.


El cielo, eso sí, se ve más diáfano
con la casa limpia, despojada
de aquello que tal vez nos ayudó
en otro tiempo a amarnos.



Rosario Pérez Cabaña






Uma limpeza geral é uma coisa inteiramente séria,
pela crueldade, principalmente.
Tirar ao objecto a patina, mesmo invisível,
supõe um agravo indiscutível
para o objecto que esperou pacientemente.
Apóstatas do pó
que tendes ainda a fé bastante
para crer
que depois de limpar o pó
o pó está,
como dita a ciência,
muito mais limpo,
dizei-me cá: a que distância da mancha
ficou o verso abandonado?


Se bem que, não esqueçamos, desde que se queira,
tudo pode ser poetizável.
Vejamos:
a) Desalojar o pó do livro
tem o seu próprio tempo, lembrando
a lentidão do pulso nas margens do teu corpo.
b) Lançar ao mar
o resto de suor com que me amaste
tem também o seu ritmo.
c) Isso dos pentes é melhor nem falar,
antes de mais pela minha obssessão.


Claro, depois da tristeza, própria
das coisas limpas,
como é que se pode continuar a amar
o quadro da flor
que jamais será a mesma?
Temos de ter isso em conta.
Acontece às vezes
quando a casa está limpa
que pinta uma vertigem (podia jurar)
que me traz lembranças.


Certos inconvenientes considero-os lógicos:
por exemplo, ter de ir comprar urgentemente,
que sei eu, roupa interior
ou perfume para o gato,
sim que até hoje nunca ninguém me disse
que eu não podia ter um gato.


O céu, esse sim, vê-se mais diáfano
com a casa limpa, despojada
daquilo que outrora nos ajudou
talvez a amar-nos.



(Trad. A.M.)