UN ARTE DE VIDA
Vivir sin hacer nada. Cuidar lo que no importa,
tu corbata de tarde, la carta que le escribes
a un amigo, la opinión sobre un lienzo, que dirás
en la charla, pero que no tendrás el torpe gusto
de pretender escrita. Beber, que es un placer efímero.
Amar el sol y desear veranos, y el invierno
lentísimo que invita a la nostalgia (¿de dónde
esa nostalgia?). Salir todas las noches, arreglarte
el foulard con cariño esmerado ante el espejo,
embriagarte en belleza cuanto puedas, perseguir
y anhelar jóvenes cuerpos, llanuras prodigiosas,
todo el mundo que cabe en tanta euritmia.
Dejar de amanecida tan fantásticos lechos,
y olerte las manos mientras buscas taxi, gozando
en la memoria, porque hablan de vellos y delicias
y escondidos lugares, y perfumes sin nombre,
dulces como los cuerpos. ¡Qué frío amanecer entonces,
qué triste es, qué bello! Las sábanas te acogerán
después, un tanto yermas, y esperarás el sueño.
Del día que vendrá no sabes nada. (No consultas
oráculos). Te quemarán hastíos y emociones,
tertulias y bellezas, las rosas de un banquete
suntuario, y las viejas callejas, donde se siente
todo, en el verano, como un aroma intenso.
Vivir sin hacer nada. Cuidar lo que no importa.
Y si todo va mal, si al final todo es duro,
como Verlaine, saber ser el rey de un palacio de invierno.
Luis Antonio de Villena
Viver sem fazer nada, cuidar do que não importa,
a gravata de tarde, a carta que escreves
a um amigo, a opinião sobre uma tela, o conteúdo
da palestra, mas que não terás o mau gosto
de querer escrita. Beber, esse prazer efémero.
Amar o sol e aspirar ao Verão, ou o Inverno
lentíssimo que convida à saudade (e donde
essa saudade?). Sair todas as noites, compor
o foulard ao espelho com esmero e carinho,
embriagar-te de beleza quanto puderes, perseguir
e anelar jovens corpos, planuras prodigiosas,
todo o mundo que cabe em tanta euritmia.
Deixar manhãzinha tão fantásticos leitos
e cheirar as mãos enquanto chamas um táxi, gozando
na lembrança, pois falam de véus e delícias,
escondidos lugares e perfumes sem nome,
doces como os corpos. Que frio amanhecer então,
que triste e que belo. Os lençóis te acolherão
de seguida, um tanto ermos, e esperarás pelo sono.
Do dia que virá nada sabes. (Não consultas
oráculos). Hão-de queimar-te fastios e emoções,
tertúlias e belezas, as rosas de um banquete
sumptuoso, e as velhas ruelas, onde se sente
tudo, no verão, como intenso aroma.
Viver sem fazer nada. Cuidar do que não importa.
E se tudo correr mal, se tudo for duro a final,
como Verlaine, saber ser o rei de um palácio de inverno.
(Trad. A.M.)
Fontes: Luis Antonio Villena (sítio pessoal/tudo+algo) / A media voz (43p) / Poesi-as (24p) / Cervantes (9p+bio+videoteca)
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