22.2.21

Juan Carlos Mestre (Antepassados)




 ANTEPASADOS

 

Mis antepasados inventaron la Vía Láctea,
dieron a esa intemperie el nombre de la necesidad,
al hambre le llamaron muralla del hambre,
a la pobreza le pusieron el nombre de todo lo que no es extraño a la pobreza.
Poco es lo que puede hacer un hombre con el pensamiento del hambre,
apenas dibujar un pez en el polvo de los caminos,
apenas atravesar el mar en una cruz de palo.

Mis antepasados cruzaron el mar sobre una cruz de palo,
pero no pidieron audiencia,
así que vagaron por los legajos
como los erizos y los lagartos vagan por los senderos de las aldeas.

Y llegaron a los arenales,
en los arenales la tierra es brillante como escamas de pez,
la vida en los arenales sólo tiene largos días de lluvia y luego largos días de viento.

Poco es lo que puede hacer un hombre que solo ha tenido en la vida estas cosas,
apenas quedarse dormido recostado en el pensamiento del hambre
mientras oye la conversación de los gorriones en el granero,
apenas sembrar leña de flor en la sábana de los huertos,
andar descalzo sobre la tierra brillante
y no enterrar en ella a sus hijos.

Mis antepasados inventaron la Vía Láctea,
dieron a esa intemperie el nombre de la necesidad,
atravesaron el mar sobre una cruz de palo.
Entonces pusieron nombre al hambre para que el amo del hambre
se llamara dueño de la casa del hambre
y vagaron por los caminos
como los erizos y los lagartos vagan por los senderos de las aldeas.

Poco es lo que puede hacer un hombre con las migas de la piedad,
comer pan mojado los días de lluvia a los que luego seguirán largos días de viento
y hablar de la necesidad,
hablar de la necesidad como se habla en las aldeas
de todas las cosas pequeñas que se pueden envolver con cuidado en un pañuelo.


Juan Carlos Mestre

[Hoyesarte


 

Meus antepassados inventaram a Via Láctea,
deram a essa intempérie o nome da necessidade,
à fome chamaram muralha da fome,
à pobreza deram o nome de tudo o que à pobreza não é estranho.
Pouco é o que um homem pode fazer com o pensamento da fome,
só desenhar um peixe na poeira dos caminhos,
ou atravessar o mar numa cruz de madeira.

Meus antepassados cruzaram o mar numa cruz de madeira,
mas não pediram audiência,
daí que vagueassem pelos papéis
como os ouriços e lagartos vagueiam pelos carreiros das aldeias.

E chegaram aos areais,
onde a terra brilha como escamas de peixe,
a vida nos areais tem apenas longos dias de chuva e depois longos dias de vento.

Pouco é o que pode fazer um homem que teve só disto na vida,
apenas deixar-se ficar a dormir recostado no pensamento da fome
ouvindo a conversa dos pardais no celeiro,
ou semear lenha de flor no lençol dos pomares,
andar descalço por sobre a terra brilhante,
sem enterrar os filhos na mesma.

Meus antepassados inventaram a Via Láctea,
deram a essa intempérie o nome da necessidade,
atravessaram o mar numa cruz de madeira.
Aí deram nome à fome para que o senhor da fome
se chamasse dono da casa da fome
e vaguearam pelos caminhos
como os ouriços e lagartos vagueiam pelos carreiros das aldeias.

Pouco é o que um homem pode fazer com as migas da piedade,
comer pão molhado nos dias de chuva
a que depois se seguirão longos dias de vento
e falar da necessidade,
falar da necessidade como se fala nas aldeias
das coisas miúdas que se podem embrulhar num lenço.


(Trad. A.M.)

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