Nadie te va a abrir la puerta. Sigue golpeando.
Insiste.
Al otro lado se oye música. No. Es la campanilla del
teléfono.
Te equivocas.
Es un ruido de máquinas, un jadeo eléctrico, chirridos,
latigazos.
No. Es música.
No. Alguien llora muy despacio.
No. Es un alarido agudo, una enorme, altísima lengua que
lame el cielo pálido y vacío.
No. Es un incendio.
Todas las riquezas, todas las miserias, todos los hombres,
todas las cosas desaparecen en esa melodía ardiente.
Tú estás solo, al otro lado.
No te quieren dejar entrar.
Busca, rebusca, trepa, chilla. Es inútil.
Sé el gusanito transparente, enroscado, insignificante.
Con tus ojillos mortales dale la vuelta a la manzana, mide
con tu vientre turbio y caliente su inexpugnable
redondez.
Tú, gusanito, gusaboca, gusaoído, dueño de la muerte y
de la vida.
No puedes entrar.
Dicen.
Blanca Varela
Ninguém te abre a porta. Bate mais.
Insiste.
Do outro lado ouve-se música. Não, é a campainha do
telefone.
Enganas-te.
É um ruído de máquinas, um arfar eléctrico, rangidos,
chicotadas.
Não, é música.
Não, alguém chora devagarinho.
Não, é um grito agudo, uma enorme, altíssima língua
a lamber o céu pálido e vazio.
Não, é um incêndio.
Todas as riquezas, misérias, todos os homens,
todas as coisas se vão nessa melodia ardente.
Tu estás só, do outro lado.
Não te deixam entrar.
Busca, rebusca, trepa, guincha. Não adianta.
Sê o vermezito transparente, enroscado, insignificante.
Com teus olhitos mortais volta a maçã, mede
com teu ventre turvo e morno sua inexpugnável
redondez.
Tu, vermezito, boca de bicho, dono da morte e
da vida.
Não podes entrar.
Dizem.
(Trad. A.M.)
> Outra versão:
Raposas a sul (A.Cabrita)
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