(XX)
De qué rama, por fin, de qué savia
crecen y se estremecen,
en el aire de qué madera
los amantes que navegan
y hacia qué playa
los cuerpos como huellas
se celebran en la arena,
heridos de sol al mediodía,
del deseo de qué mar, siempre de viaje
y nunca, aun si la muerte, nunca
de regreso, nunca.
crescem e estremecem,
no ar de que madeira
os amantes que navegam
e para que praia
os corpos como rasto
se celebram na areia,
feridos de sol ao meio-dia,
do desejo de que mar, sempre de
viagem
e nunca, mesmo se a morte, nunca
de regresso, nunca.
(Trad. A.M.)