6.4.22

Manuel Rico (Aquela Itália)




AQUELLA ITALIA

 

Con Pavese retorna aquel verano de estrechas carreteras bajando desde Francia hasta tocar la luna y la alegría en la noche más allá de San Remo, bajo la fiesta comunista descendiendo hacia el mar. Allí, en la luz de agosto de Arma di Taggia, no asomaba la muerte y su noticia sin escalas a pesar de Pavese, deslumbrada lectura para el joven de viaje con la mujer amada y los amigos mejores. Corría el año ochenta y uno —todo nos queda lejos, nos señala la voz de algún diario— y teníamos aire de nuestras plazas, voces recién nacidas en los armarios familiares, era Italia, volvían los agostos leídos bajo el asombro en Leopardi, o en Pratolini, en Sciascia, o patios interiores y tranvías, escaleras subiendo a tendederos donde la intimidad se apellidaba Mastroianni o Roma sabía a paraíso y a película. El verano que no se olvida, el que siempre aflora en las cenas de amigos: la luz de Italia de tanta juventud, de tanta vida, de tanta historia nuestra.


Manuel Rico

[Zenda]

 

 

Com Pavese regressa esse Verão de estradas apertadas. descendo de França até tocar a lua e a alegria na noite para lá de San Remo, na festa comunista em declive até ao mar. Ali, na luz de Agosto de Arma di Taggia, não chegava a morte e a sua notícia sem escalas apesar de Pavese, deslumbrada leitura para o jovem de viagem com a mulher amada e os melhores amigos. Corria o ano de oitenta e um – tudo nos fica longe, indica a voz de algum diário – e tínhamos o ar das praças, vozes recém-nascidas nos armários familiares, era Itália, os agostos lidos no assombro de Leopardi, ou Pratolini, Sciascia, a pátios interiores e eléctricos, escadas subindo a estendais onde a intimidade se chamava Mastroianni, ou Roma sabia a paraíso e cinema. O Verão que não se esquece, o que sempre aflora nas cenas de amigos: a luz de Itália, de tanta juventude, de tanta vida, de tanta história nossa.


(Trad. A.M.)

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