Ingrata
la vejez, aburridos sus símbolos
- sin valor literario - demasiado previstos.
Sólo queda - cada día más rara - la sorpresa
de un inesperado momento redivivo,
como se hace un rato, mirando la televisión.
Una desgastada película de otro tiempo
- horrendo doblaje, relamidos colores-
la penetrante estupidez de los anuncios.
Sin embargo, él y ella - años después de separarse -
se encuentran en la puerta de un hotel,
en Nueva York, se reconocen, dicen alguna frase vulgar
y se separan, esta vez para siempre.
Repetida escena, banal la historia,
pero quizá, toda mi vida puede resumirse en esa imagen.
Melancolía de los sueños perdidos
- entre marcas de automóviles y detergentes -
en el cristal infinito de un insomne televisor nocturno.
Juan Luis Panero
Ingrata velhice, chatos seus símbolos
– sem valor literário – demasiado
previsíveis.
Resta apenas – cada dia mais estranha – a surpresa
de um inesperado momento redivivo,
como acontece um instante, a ver televisão.
Um filme desgastado de outros tempos
– dobragem horrível, cores delambidas –
a penetrante estupidez dos anúncios.
Contudo, ele e ela – anos depois da separação –
encontram-se à porta de um hotel,
em Nova Iorque, trocam umas frases
vulgares
e separam-se, desta vez para sempre.
Cena repetida, banal a história, mas talvez
a minha vida inteira possa resumir-se nessa imagem.
Melancolia dos sonhos perdidos
– por entre marcas de carros e
detergentes –
na vidraça infinita de uma insone televisão nocturna.
(Trad. A.M.)