24.11.21

Ernesto Pérez Vallejo (De falar com a folha em branco)






DE HABLAR CON UN FOLIO EN BLANCO 

 

Jodido diario: 

Hoy también ha pasado de largo,
sigue siendo primavera en sus ojos
y su boca ha vuelto a marchitar
todas las flores del parque. 

Llevaba la camiseta blanca,
ya sabes, la que llevaba puesta aquel sábado
que con la yema de mi dedo índice
yo rocé suavemente su cintura
y tardé en dejar de sonreír
nueve minutos seguidos.
Estuve a quince segundos de batir mi propio récord.
Una pena. 

De largo,
con sus botas negras de besar el asfalto,
enseñándole música a los bordillos de la calle. 

Hay quien piensa que los versos me crecen entre los dedos.
¿ Pero como escribir un puto poema si no me mira? 

Hoy he visto a Ainara,
le está creciendo muy rápido el pelo,
solo tiene un pecho y es tan bonita
que podría prescindir también del otro
y brillaría exactamente igual.
Igual que cuando teníamos quince años
y en el baño de su casa me enseñaba la fuerza
con la que le crecía el vello púbico. 

¿ Como estás? Le he preguntado.
Sigue fumando.
- ¿Sabes el hueco que se te queda en el pecho
cuando el amor de tu vida te abandona para siempre?
Pues esto es igual,
solo que en lugar de abandonarte alguien
lo haces tú misma.
También me ha dicho que ya no sabe llorar,
que ni siquiera "Los puentes de madison"
le han logrado sacar una puta lágrima.
Ella que lloraba hasta cuando se le acababan los cereales. 

Me ha dado verdadera tristeza,
no hay nada peor en el mundo que llorar hacía dentro.

Luego muy despacio se ha ido calle abajo,
dejándome a oscuras en mitad de una calle
que nunca recordará nuestros nombres. 

De largo, jodido diario, de largo,
con esos vaqueros apretados
que consiguen poner en rojo
todos los semáforos del barrio. 

No sabes cuanto me fastidia a veces,
la puntualidad de los autobuses. 

La señorita del tiempo ha dado lluvia para mañana,
imagino a un montón de estúpidos
paraguas en mano y driblando charcos
como si nunca hubieran tenido infancia. 

La mañana que Laura se fue ni siquiera llovía
y tuve yo que poner todas las lágrimas. 

- Lo peor de hacer las maletas,
no son las cosas que tienes que meter
si no todas aquellas que tienes que dejar- 

Y me miró como se miran
a los perros de las tiendas de animales. 

Era un lunes como hoy, como siempre
pero que también como la chica de la camiseta blanca
pasará de largo.

 
Ernesto Pérez Vallejo

[Los lunes que te debo]

 

Chato diário:

Hoje passou também ao largo,
mas nos seus olhos é ainda Primavera
e a boca voltou a fazer murchar
as flores todas do parque.

 Levava a camiseta branca,
aquela que tinha no sábado,
quando eu lhe embarrei
com um dedo na cinta
e fiquei a sorrir nove minutos seguidos.
Por quinze segundos batia o meu próprio recorde.
Uma pena. 

Ao largo,
com as botas negras de beijar o asfalto,
a ensinar música às bermas da rua. 

Há quem pense que os versos me nascem dos dedos.
Mas como fazer a porra de um poema
se ela não olha para mim?

 Vi Ainara hoje,
cresce-lhe muito o cabelo,
tem só um peito, mas é tão linda
que podia até ficar sem o outro
e brilharia na mesma,
tal como quando nós tínhamos quinze anos
e ela me mostrava em casa a força
com que lhe crescia o velo púbico. 

Continua a fumar.
- Como vais? perguntei-lhe.
- Sabes o buraco que te fica no peito
quando o amor da tua vida te abandona para sempre?
Pois isto é o mesmo, só que
em vez de ser alguém a abandonar-te, és tu.
Contou-me também que já não sabe chorar,
que nem "As pontes de Madison"
conseguiram arrancar-lhe uma lágrima,
ela que até chorava por lhe acabar o cerelac.

 O que me deu uma grande tristeza,
porque não há nada pior do que chorar para dentro.

 Depois foi pela rua abaixo, devagarinho,
deixando-me às escuras no meio de uma rua
que nunca mais lembrará os nossos nomes.

 Ao largo, chato diário, ao largo,
com aquelas calças apertadas,
capazes de pôr no vermelho
os semáforos todos do bairro.

Tu não sabes quanto me aborrece, às vezes,
a pontualidade dos autocarros.

 A menina do tempo deu chuva para amanhã,
de modo que já estou a ver uma caterva de estúpidos
de guarda-chuva na mão, a fintarem os charcos da rua
como se nunca tivessem tido infância. 

No dia em que Laura se foi não chovia sequer
e tive que ser eu a fornecer as lágrimas todas:

 - O pior de fazer as malas
não são as coisas que tens de meter,
mas sim as coisas que tens de deixar -

E olhou-me como se olham
os cachorros das lojas de animais. 

Era segunda-feira como hoje,
como sempre, dia também em que a miúda
da camiseta branca há-de passar ao largo.
 

(Trad. A.M.)

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