PALMERAS
Nacemos de la sed. Somos palmeras
que van creciendo a fuerza de perder
sus ramas. Y sus troncos son heridas,
cicatrices que el viento y la luz cierran,
cuando el tiempo, el que hace y el que pasa,
ocupa el corazón y lo hace nido
de pérdidas, erige
en él su templo, su áspera columna.
Por eso las palmeras son alegres
como los que han sabido sufrir en soledad
y se mecen al aire, barren nubes
y entregan en sus copas
salomas a la luz, fuentes de fuego,
abanicos a dios, adiós a todo.
Tiemblan como testigos de un milagro
que sólo ellas conocen.
Somos como la sed de las palmeras,
y cada herida abierta hacia la luz
nos va haciendo más altos, más alegres.
Nuestros troncos son pérdidas. Es trono
nuestro dolor. Es malo
sufrir pero es preciso haber sufrido
para sentir, como un nido en la sangre,
el asombro de los supervivientes
al aire agradecidos y estallar
de alta alegría en medio del desierto.
Juan Vicente Piqueras
Nascemos da sede. Somos palmeiras
que vão crescendo à força de perder
os ramos. E os troncos são feridas,
cicatrizes fechadas pelo vento e pela luz,
quando o tempo, o que faz e o que passa,
ocupa o coração e dele faz ninho
de perdas, ali erigindo
seu templo, sua áspera coluna.
Por isso as palmeiras são alegres
como quem soube sofrer em solidão,
e abanam ao vento, varrem as nuvens
e entregam nas copas
cantos à luz, fontes de lume,
leques a deus, e adeus a tudo.
Tremem como testemunhas de um milagre
só delas conhecido.
Nós somos como a sede das palmeiras,
e cada ferida aberta à luz
vai-nos fazendo mais altos, mais alegres.
São perdas nossos troncos, um trono
nossa dor. É mau sofrer,
mas é preciso ter sofrido
para sentir, como um ninho no sangue,
o pasmo dos sobreviventes
gratos ao vento e rebentar
de alegria no meio do deserto.
(Trad. A.M.)
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