26.6.21

Silvina Ocampo (As caras)




LAS CARAS

 

Las caras de los hombres que en mi vida he encontrado
me persiguen y viven adentro de mi espíritu.
Las caras de los hombres que he encontrado en mi vida
me miran y me abruman.
Podría dibujarlas pero nunca me atrevo.
Algunas tienen cuerpos y llevan en las manos
anillos y collares, flores de terciopelo,
algunas son mansiones, son jardines, son ríos,
algunas son un viaje, una playa, un desierto.
Algunas son de mármol, algunas son fenicias,
algunas son romanas, griegas y perniciosas
con los rasgos borrados.
Algunas tienen penas, muchas penas algunas,
y largas cabelleras que lloran en el viento.
Algunas son horribles, casi siempre me advierten
que un peligro me acecha.
Algunas tienen horas marcadas en los ojos
y son como clepsidras,
me despiertan de noche.
Algunas me quisieron
y movieron los labios para decir mi nombre.
Algunas no entendieron nunca lo que les dije
ni supieron por qué las miré largamente.
Algunas son anónimas
llevan frutas y fuentes, manos de terracota,
como las estaciones.
Algunas se arrodillan, buscan algo en la tierra.
Algunas como pájaros siempre estiran el cuello.
Algunas se inclinaron
y escribieron sus nombres sobre mi corazón
sin que yo lo advirtiera.
Algunas fueron mías, algunas se alejaron
y perdieron su sexo, su virtud y su candor;
fueron como la imagen
del infierno en el mundo
que tratamos, en vano, de olvidar.
Algunas fueron deidades
que no olvidaré nunca.

Silvina Ocampo

[Life vest under your seat]

 

 

As caras dos homens que na
minha vida encontrei
perseguem-me e vivem dentro de mim.
As caras dos homens que encontrei pela vida
afligem-me, a olhar para mim.
Podia-as desenhar, mas nunca me atrevo.
Algumas têm corpo e usam nas mãos
anéis e colares, flores de veludo,
algumas são mansões, são rios, jardins,
algumas uma viagem, um deserto, uma praia.
Algumas são de mármore, algumas fenícias,
algumas são romanas, gregas e perniciosas,
de traços apagados.
Algumas têm penas, muitas penas algumas,
e longas cabeleiras que choram com o vento.
Algumas são horríveis, e avisam-me sempre
que um perigo me espreita.
Algumas têm nos olhos hora marcada
e são como clepsidras,
acordam-me de noite.
Algumas amaram-me
e mexeram os lábios para dizer meu nome.
Algumas não entenderam aquilo que eu lhes disse
nem souberam porque eu as olhei longamente.
Algumas são anónimas
andam com frutas e fontes e mãos de terracota
como as estações.
Algumas ajoelham, buscam algo no chão,
algumas como pássaros esticam sempre o pescoço.
Algumas inclinaram-se
e escreveram os nomes no meu coração,
sem que eu desse conta.
Algumas foram minhas, algumas se afastaram
e perderam o sexo, a virtude, a candura;
foram como que a imagem
do inferno neste mundo
que cuidamos, em vão, de olvidar.
Algumas foram deidades
e eu nunca hei-de esquecê-las.


(Trad. A.M.)

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