ZAPATOS CON NIEVE
No la inutilidad y el vacío de todo,
sino en cierta manera todo lo contrario,
la eternidad de las cosas presentida
tal vez a una edad demasiado temprana, amor mío
(la eternidad, por ejemplo, de una pared
iluminada por el sol a las diez
de la mañana, la eternidad
de unos zapatos con nieve
o de una simple mancha de limón
en un mantel de hilo),
la eternidad, como digo, unida casi siempre
a una determinada disposición de la luz
ha sido desde el principio
la causa de que siempre
me haya resultado tan difícil
ponerme en el camino,
pisar tierra.
Pero el mundo hace tiempo que dejó
la eternidad a un lado.
Yo probablemente estoy perdido.
La verdad es que acepté estarlo
demasiado temprano
y me senté a escribir
tratando de detenerlo todo en torno a mí
mientras la vida se alejaba. Pero tú no la veas todavía,
amor mío -la eternidad
de las cosas- no la veas aún,
porque verla es igual que ver la muerte
en todo y todo el tiempo.
La eternidad de ningún modo
te ayudará vivir. Toca las cosas
y pasa sobre ellas con toda la alegría que puedas,
mas nunca te detengas demasiado.
Por lo que a mí respecta
todavía no soy lo suficientemente viejo
como para aceptar con una dulce sonrisa
haber errado en lo único
que merecía la pena,
pero aunque el asunto ya no tenga remedio,
ni desde luego
pueda uno presumir al cabo de los años
de haber entendido una palabra
de este vano negocio,
imagino que siempre será mejor vivir.
Vivir -si después de todo eso es posible-
estar ahí,
pensar que el tiempo pasa,
que las cosas ocurren.
FERNANDO LUIS CHIVITE
Calles poco transitadas
(1998)
[
Eusko media]
Não a inutilidade e o vazio de tudo,
mas de certo modo bem o contrário,
a eternidade das coisas pressentida
porventura numa idade demasiado precoce, amor meu
(a eternidade, por exemplo, de uma parede
iluminada pelo sol às dez
da manhã, a eternidade
de uns sapatos com neve
ou de uma simples mancha de limão num tecido),
a eternidade, como digo, ligada quase sempre
a uma certa incidência da luz,
foi sempre desde o princípio
a razão de me ser tão difícil meter os pés ao caminho.
Mas o mundo pôs há muito a eternidade de lado
e eu provavelmente estou perdido.
A verdade é que aceitei isso muito cedo
e pus-me a escrever
procurando segurar tudo à minha volta
enquanto a vida se afastava. Mas tu não queiras vê-la ainda,
amor meu – a eternidade das coisas – não a vejas por ora,
porque vê-la é igual a ver a morte
em tudo e sempre.
A eternidade não te ajudará
de modo nenhum a viver. Toca as coisas,
passa sobre elas com toda a alegria que possas,
mas não te detenhas nunca demasiado.
No que me diz respeito,
ainda não sou velho bastante
para aceitar com um sorriso
ter errado no principal, na única coisa que valia a pena,
mas embora o caso já não tenha remédio,
nem se possa presumir que entendemos uma só palavra deste negócio,
imagino que sempre será melhor viver.
Viver – se for possível depois de tudo isso – estar aí,
pensar que o tempo passa,
que as coisas acontecem.
(Trad. A.M.)
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