Son los pájaros quienes alzan el día para el ciego.
Se oye la luz colgada de los árboles
y un trasiego de sangre acelerada que acumula en los tímpanos
los latidos hurtados a la noche.
Amanece.
Tibias gotas de azul salpican de mañana
el parabrisas de los coches.
Alguien, equivocado,
ha abierto su paraguas creyéndose que llueve.
Federico Gallego Ripoll
São os pássaros que fazem erguer o dia para o cego.
Ouve-se a luz que pende das árvores
e um pulsar de sangue acelerado que acumula nos tímpanos
os latejos furtados à noite.
Amanhece.
Mornas gotas de azul salpicam de manhã
o para-brisas dos carros.
Alguém, por engano,
abriu o guarda-chuva a pensar que chove.
(Trad. A.M.)