3.12.24

Luis Alberto de Cuenca (A maltratada)




LA MALTRATADA

 

Tengo sed. Me has quitado las praderas del norte,
regadas por arroyos de respeto y cariño.
Tengo frío. Te has ido con el sur de mi alcoba,
dejándome las huellas de tu hielo en mi cuerpo.
No sé qué hacer. La vida me parece una tumba
donde me has enterrado viva, una oscuridad
irrespirable, un túnel sin salida, una muerte
prolongada, el vacío, la ausencia, el desamparo.
Me siento tan vencida por tu odio, tan débil,
tan aterrorizada y tan inexistente,
que no puedo llorar, ni llamar por teléfono
a mis padres (que acaso me dirían: “Aguanta,
que por algo naciste mujer”), ni hacerle señas
a la vecina desde la ventana. Me quedo 
acurrucada en un rincón del dormitório
esperando que vuelvas y sigas arrasando
con gestos de desprecio, con golpes y con gritos
aquel campo de amor que cultivamos juntos.

Luis Alberto de Cuenca

 

 

Tenho sede, tiraste-me os prados do norte,
regados por ribeiras de carinho e respeito.
Tenho frio, pois foste-te com o sul do meu quarto,
deixando-me no corpo as marcas do teu gelo.
Não sei que fazer, a vida parece-me um túmulo
onde me enterraste viva, um escuro
irrespirável, um túnel sem saída, uma morte
prolongada, o vazio, a ausência, o desamparo.
Sinto-me tão vencida por teu ódio, tão débil,
tão aterrorizada e tão inexistente,
que nem posso chorar, nem ligar aos meus pais
(que me diriam talvez: «Aguenta,
que por algo nasceste mulher»),
nem fazer â janela sinais para a vizinha.
Ponho-me aninhada num canto do quarto,
esperando que voltes e continues com gritos,
com pancada e gestos de desprezo, a arrasar
aquele campo de amor que cultivámos juntos.


(Trad. A.M.)

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