2.9.18

Ernesto Pérez Vallejo (Uma vez escrevi um poema)






UNA VEZ ESCRIBÍ UN POEMA QUE NO TENÍA A PALABRA COÑO



Duerme,
parece como muerta y solo duerme,
apenas se la oye respirar,
casi como un suspiro, aún más leve,
como brisa de mar pero en caliente
tragar el mismo aire que ella suelta
se parece a besarla sin el beso.

Duerme,
apenas se ha movido en estas horas,
un giro inesperado a media noche,
más culpa del calor que ella desprende
que de la dulce inercia de su espalda.

Parece como muerta y solo duerme,
tan bella como siempre por ejemplo,
igual que cuando baila o cuando miente,
cuando rompe mi cintura en el pasillo,
igual que cuando ríe o cuando odia,
cuando queda desnuda en la penumbra,
cuando sale vestida por la puerta,
igual que cuando llora o cuando canta
o me invita a otra fiesta entre sus piernas.

Su cabello en la almohada como un charco,
sus manos alejadas de su rostro,
su pecho izquierdo buscando la salida
de un pijama al que le faltan dos botones
y le sobran unos cuantos todavía.

Duerme,
se traga toda la oscuridad de este cuarto,
parece iluminada por un foco,
parece un foco iluminando la noche,
luna creciente que se cuelga en mis retinas,
que mengua cada vez que parpadeo
o llena cada vez que hallo el vacío.

Duerme,
ya casi son las nueve y el reloj,
hará que su bostezo me despeine,
su aliento de verano me consuma,
sus dedos afilados me perviertan
dirá sus buenos días y con un beso
hará cumplir con creces sus palabras.

Se mueve en el tic tac muy suavemente,
sus ojos son columpios de jardín,
su boca el tobogán de mis sonrisas,
despierta sutilmente, ya no duerme
y yo sigo soñando.


Ernesto Pérez Vallejo






Dorme,
parece morta, mas está só a dormir,
mal se ouve respirar,
um suspiro quase, mais leve ainda,
uma brisa do mar, mas quente,
respirar o mesmo ar que ela
é parecido a beijá-la sem o beijo.

Dorme,
mal se mexeu nas últimas horas,
uma volta inesperada à meia noite,
culpa mais do calor que dela emana
do que da suave inércia das suas costas.

Parece morta, mas está só a dormir,
tão bela como sempre, por exemplo,
como quando dança ou quando mente,
quando me parte pela cinta no corredor,
como quando se ri ou odeia,
quando se põe nua na penumbra,
quando sai vestida porta fora,
como quando chora ou se põe a cantar
ou me convida para outra festa entre pernas.

O cabelo na almofada como um charco,
as mãos afastadas da cara,
o peito esquerdo a sair do pijama
a que faltam dois botões,
mas sobram ainda uns quantos.

Dorme,
engole o escuro todo do quarto,
parece iluminada por um foco,
parece um foco a iluminar a noite,
lua em crescente suspensa dos meus olhos,
a minguar quando eu pestanejo
ou a encher quando encontro o vazio.

Dorme,
são nove quase e o relógio
fará o seu bocejo despentear-me,
tragar-me seu hálito de Verão
e seus dedos afiados perverter-me,
dará o seu bom-dia e com um beijo
cumprirá por acréscimo as suas palavras.

Move-se mui suavemente no tic-tac,
seus olhos um baloiço de jardim,
a boca o tobogã de meus sorrisos,
desperta subtilmente, não dorme já,
mas eu continuo sonhando.

(Trad. A.M.)

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