TESTAMENTO OLÓGRAFO
Llegados a este punto comienzo a desbarrar
y a insultarte con gracia, a hacerte algunas
proposiciones indecentes.
Este poema es una saludable
invitación al mal
que sólo entenderás si tú me amas
con toda crueldad y sin respiro
y al margen de la ley.
A lo peor de ti se dirigen mis versos:
a tu ternura airada y a tus lágrimas
que matan a distancia, a tu mentira
hecha de oro mojado,
a tu hacienda perdida de antemano
y a esta muerte gloriosa y compartida
que quiero negociar.
Nos queda por delante algo de vida
caducable y dudosa, pero luego
sin duda gozaremos
de una extensa y perdurable muerte.
Al hacer nuestros planes de futuro
hay que contar con esa
terrible dimensión de despropósito.
Yo amo la vida que cargo a mis espaldas
pero, si miro al frente,
debo reconocer que el futuro está en esa
solidez de desastre.
Tuvimos ciertas buenas experiencias
ensayando tan negro porvenir
en esas muertes dulces
con las que agonizaron nuestros cuerpos
en esos urgentísimos delitos
de los que fuimos cómplices,
y en esos golpes cálidos de mano
con que la carne toca el más allá.
El crimen fue perfecto
llenándonos de dicha la sentencia.
En consecuencia, ahora
y muy serenamente, he decidido
participar en esta ceremonia
capital, de la muerte.
Voy a darle la cara
para que no se fragüe a mis espaldas.
Yo he cometido errores y también cobardías
que empañan el pasado
pero, mirando al frente, me propongo
que el morir sea un acierto.
Y si mi vida fue involuntaria y necia,
saber morir adrede
podría ser la enmienda de aquel caos.
A quien amo le digo:
el regalo exquisito que te ofrezco,
con la honradez que da el amor penúltimo,
es la muerte entre dos.
Vamos del brazo al cabo de la vida,
lo que hayamos de hacer
lo haremos juntos.
FRANCISCO GARCÍA MARQUINA
Cartas a Deshora
(2010)
Aqui chegados eu começo a desvairar
e a insultar-te por graça, a fazer-te algumas
propostas indecentes.
Este poema é um são convite para o mal
que tu só vais entender se me amares
do modo mais cruel, sem respirar
e à margem da lei.
Ao pior de ti meus versos vão dirigidos,
à tua ternura airada e tuas lágrimas
que matam à distância, à tua mentira
feita de ouro molhado,
á fazenda perdida de antemão
e a esta morte gloriosa e partilhada
que eu pretendo negociar.
Para diante nos fica alguma vida
duvidosa e caducável, mas depois gozaremos
extensa e perdurável morte.
Ao fazermos nossos planos de futuro
temos de contar com essa
terrível dimensão de despropósito.
Eu amo a vida que carrego nas minhas costas,
mas, se olhar para a frente,
tenho de reconhecer que o futuro
está nessa solidez de desastre.
Boas experiências tivemos nós
ensaiando tão negro futuro
nessas mortes doces
em que nossos corpos agonizaram,
nesses urgentíssimos delitos
em que ambos fomos cúmplices,
e nesses golpes de mão
com que a carne toca o além.
Crime perfeito,
a sentença nos ditou a ventura.
Assim, muito serenamente, tenho decidido
participar nesta cerimónia
capital da morte.
Vou dar-lhe a cara
para não se fazer nas minhas costas.
Cometi erros, sim, e também cobardias
que turvam o passado,
mas, olhando para a frente,
proponho que a morte seja um acerto final.
E se minha vida foi néscia e casual,
saber morrer adrede
poderia ser a emenda desse caos.
A quem amo eu digo:
o presente fino que te ofereço,
com a honradez do amor quase derradeiro,
é a morte entre os dois.
Vamos de braço dado até ao fim,
o que tivermos de fazer
faremos juntos.
(Trad. A.M.)