Y LA TARDE ERA ÉL
Salías a su encuentro aquella tarde
profundamente gris,
con los ojos cegados
por la luz interior que te mentía.
Alargabas el paso, no sus ecos,
acostumbrada a ser una invisible
ternura sin destino,
doliente oscuridad sobre el albero.
Y la tarde era él.
Se apareció en la lluvia,
mientras no terminabas de creerte
su mirada de ámbar
apresando tu enésimo delirio.
La tarde estaba en él, y en él se iba.
Alargaste la muerte, no su vuelo,
con los ojos clavados
en el profundo gris que te cercaba.
María Sanz
[
María Sanz]
Saías ao seu encontro
nessa tarde cinzenta,
com os olhos cegados
pela luz íntima que te mentia.
Alongavas o passo, não seu eco,
afeita a ser uma invisível
ternura sem destino,
dorida escuridão sobre o terreno.
E a tarde era ele.
Apareceu com chuva,
enquanto duvidavas ainda
do seu olhar de âmbar
apresando teu enésimo delírio.
A tarde estava nele e nele se ia.
Alongaste a morte, não seu voo,
de olhos cravados
no cinzento em teu redor.
(Trad. A.M.)
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