HIELA
Hiela
en los arrabales de la soledad,
en los caminos recónditos de las miradas perdidas,
en el silencio dormido de la palabra muerta,
en el balcón donde se asoman las caricias olvidadas.
Hiela,
y muere abrasada cada saeta del tiempo.
Se marchitan
las flores nacidas de la semilla del miedo,
las esperas acotadas en los mapas del olvido,
las espinas erosionadas por la fuerza de un recuerdo,
las heridas infectadas por la saliva del desprecio.
Se marchitan,
y brotan excitadas las frutas de la ausencia.
Vuelan
las mentiras disfrazadas de sueños y promesas,
las arrugas de una edad que abandonó la paciencia,
las sabanas desteñidas de sudores, gemidos y caricias,
las canciones afónicas de gritos y somnolencia.
Vuelan,
y bucea entre las nubes el sabor de tantos labios.
Se apagan
las llamas de la hoguera de la vanidad y el orgullo,
las pasiones encendidas con el fuego del desencanto,
las razones desubicadas en el salón de los sentidos,
las aventuras consumadas entre nicotina y alcohol.
Se apagan,
y se encienden los rubores, los deseos y la melancolía.
Francisco J. Picón
Codeja
nos arrabaldes da solidão,
nos caminhos recônditos dos olhares perdidos,
no silêncio dormente da palavra morta,
na varanda onde assomam os carinhos olvidados.
Codeja,
e morre abrasado cada ponteiro do tempo.
Murcham
as flores nascidas da semente do medo,
as esperas balizadas nos mapas do olvido,
as espinhas gastas pela força da lembrança,
as feridas infectadas pela saliva do desprezo.
Murcham,
e brota excitado o fruto da ausência.
Voam
as mentiras disfarçadas de sonhos e promessas,
as rugas de uma idade sem grande paciência,
os lençóis tingidos de suor, de gemidos e carícias,
as canções afónicas de gritos e sonolência.
Voam,
e mergulha entre as nuvens o sabor de tantos lábios.
Apagam-se
as chamas da fogueira da vaidade e do orgulho,
as paixões acendidas no fogo do desencanto,
as razões deslocados no salão dos sentidos,
as aventuras vividas entre o álcool e a nicotina.
Apagam-se,
e acendem-se os rubores, desejos e melancolias.
(Trad. A.M.)
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