AÑOS DE GLORIA
Puedes llevarte, amor, el año que termina,
y los días del odio, los calendarios rotos,
los horarios de trenes y los mapas perdidos
las tardes de domingo y el frío de diciembre.
Las veces que he dejado tu recuerdo en las barras
perdidas de los bares, y el corazón salvaje
de tus noches, los besos y la risa del viento.
Y esa dulce manera de convocar la dicha.
Puedes llevarte todo. Porque ya nada tengo.
Aposté a tus caderas y dejé entre tus brazos
los ríos de la tierra y la palabra nunca,
la carne de tu alma y el aliento del mundo.
Esta tierra y la piel de los amores ciegos,
el vientre en el que todo revive y multiplica,
la redondez prohibida donde acaban tus pasos,
el mar, el mar, las aguas que brotan de tu boca.
Llévate cuanto quieras. Ya nada necesito.
Tengo el sabor maldito de tu sangre en los labios.
Y bebí del olvido sin poder olvidarte.
De todos mis pecados el peor es tu nombre.
Sin ti, sin ti la vida es el espejo oscuro
donde está la madrastra y yo no soy el príncipe
que pueda con un beso devolverte a la vida.
Pero puedo morir agarrado a tus brazos.
Búscame por caminos y calles solitarias.
Búscame en la nostalgia, búscame en el recuerdo,
por las noches sin ti, por la palabra amada:
"jamás me olvidarás, aunque ya no te quiera".
Búscame por las sombras, porque ahora que vives
en el abrazo de otro, te doy esta locura
de acariciar la vida que vivió entre la carne,
cuando fuimos eternos en los años de gloria.
Rodolfo Serrano
Podes levar, amor, o ano que termina,
e os dias de ódio, os calendários rasgados,
os horários de comboios e os mapas perdidos,
as tardes de domingo e o frio de Dezembro.
As vezes que deixei a tua lembrança nos balcões
perdidos dos bares, e o coração selvagem
de tuas noites, os beijos e o riso do vento.
E esse modo doce de convocar a ventura.
Podes levar tudo, porque eu nada tenho já,
apostei nas tuas ancas e deixei-te nos braços
os rios da terra e a palavra nunca,
a carne da tua alma e o alento do mundo.
Esta terra e a pele de cegos amores,
o ventre em que tudo revive e se multiplica,
o redondo proibido onde acabam teus passos,
o mar, o mar, as águas que te brotam da boca.
Leva quanto quiseres, eu nada necessito,
tenho o sabor maldito de teu sangue nos lábios.
E bebi do olvido sem poder olvidar-te,
de todos meus pecados o pior é teu nome.
Sem ti, sem ti a vida é o espelho baço
onde mora a madrasta e eu não sou o príncipe
que possa com um beijo devolver-te à vida.
Mas posso morrer apertado em teus braços.
Busca-me por caminhos e ruas solitárias,
busca-me na nostalgia, na lembrança,
pelas noites sem ti, pela palavra amada
‘jamais me esquecerás, mesmo que eu não te ame mais’.
Busca-me pelas sombras, porque agora que vives
no abraço de outro, dou-te esta loucura
de afagar a vida que viveu entre a carne,
quando fomos eternos nos anos de glória.
(Trad. A.M.)