Algún
día lo sabré. Este cuerpo que ha sido
mi
albergue, mi prisión, mi hospital, es mi tumba.
Esto que
uní alrededor de un ansia,
de un
dolor, de un recuerdo,
desertará
buscando el agua, la hoja,
la
espora original y aun lo inerte y la piedra.
Este
nudo que fui (inextricable
de
cólera, traiciones, esperanzas,
vislumbres
repentinos, abandonos,
hambres,
gritos de miedo y desamparo
y
alegría fulgiendo en las tinieblas
y
palabras y amor y amor y amores)
lo
cortarán los años.
Nadie
verá la destrucción. Ninguno
recogerá
la página inconclusa.
Entre el
puñado de actos
dispersos,
aventados al azar, no habrá uno
al que
pongan aparte como a perla preciosa.
Y sin
embargo, hermano, amante, hijo,
amigo,
antepasado, no hay soledad, no hay muerte
aunque
yo olvide y aunque yo me acabe.
Hombre,
donde tú estás, donde tú vives
permanecemos todos.
Rosario
Castellanos
Um dia o saberei. Este corpo que já
foi
meu albergue, prisão, hospital,
é agora meu caixão.
Isto que juntei em volta de uma ânsia,
uma dor, uma lembrança,
vai desertar buscando a água, a folha,
o esporo da origem e até o inerte e a
pedra.
Este nó que eu fui (inextricável
de cólera, traições, esperanças,
vislumbres repentinos, abandonos,
fomes, gritos de medo e desamparo
e alegria fulgindo nas trevas
e palavras e amor e amor e amores)
hão-de cortá-lo os anos.
Ninguém verá a destruição. Nem
apanhará a página inconclusa.
Entre o punhado de actos
dispersos, aventados ao acaso, não haverá
um só
que ponham de lado como pedra preciosa.
E contudo, irmão, filho, amante,
amigo, antepassado, não há solidão nem
há morte,
mesmo que esqueça, mesmo que eu acabe.
Homem, onde estás tu, onde tu vives,
permanecemos todos.
(Trad. A.M.)