TESTAMENTO DE LA ABUELA
Arrímense, hijos,
junten también a los niños,
ay, este nublado de ojos,
quiero sentir cerca su resuello.
Pobres fueron mis abuelos
y más pobres mis padres
y ustedes más
y así hasta el fin de los siglos.
Les dejo la selva que nos sustenta
y la caída de agua,
nunca se negó a llenar los cántaros.
A ti, como mayor, te entrego la família
no desgrane la granada su roja pedrería
y a ti, Juan, te doy la ceiba
cuelga ahí tu hamaca
cuando llegue el perro del mal
de la canícula.
A las niñas les entrego las mariposas
para que jueguen a “hilitos, hilitos de oro”,
les dejo a mi paisano el río,
mi hermano el río,
me quería, me retrataba, ondulaba mi cabellera.
Las palomas son para Lupe,
lindas como trocitos de luna,
rondaban mi cama por las tardes
nunca supe si para arrullarme
o no querían que me durmiera.
El azul no hace ruido cuando amanece,
ni ustedes ahora que me entierren,
no lleven guitarras ni desperdicien las lágrimas,
guárdenlas para cuando el amor se vaya.
Todos nos vamos, todos,
cuando los huesos se enfrían.
La muerte, el entierro,
son cosas de la vida.
Joaquín Antonio Peñalosa
Chegai-vos aqui, filhos,
juntai a canalha também,
ai, esta névoa nos olhos,
quero sentir-vos o bafo de perto.
Pobres foram meus avós
e mais pobres meus pais
e vós mais ainda,
e assim até ao fim dos séculos.
Deixo-vos a selva que nos sustenta
e a queda de água,
que jamais se negou a encher os cântaros.
A ti, como mais velho, entrego a família,
não desgrane a romã sua pedraria encarnada,
e a ti, Juan, deixo-te a ceiba,
prende lá a tua rede
quando vier esse cão do calor.
Para as meninas vão as mariposas
para se entreterem a brincar,
e para meus patrícios é o rio,
meu irmão rio,
que me queria e me punha anéis na cabeleira.
As pombas são para Lupe,
lindas como pedacinhos de lua,
que me rondavam a cama de tarde
nunca soube se para me arrular
ou para não me deixar dormir.
O azul não faz ruído a amanhecer,
nem vós também a enterrar-me,
não leveis guitarras nem desperdiceis as lágrimas,
guardai-as para quando o amor se for.
Todos temos de ir, todos,
quando os ossos arrefecem.
A morte, o enterro,
são coisas da vida.
(Trad. A.M.)
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