PASTELERÍA METROPOL
Miro en la vitrina
el reflejo de mi cuerpo
sobre el vidrio
y me veo gordo, cansado, sobre aquellos pasteles de vainilla.
Y pienso en los amigos que no volví a ver
¿y qué sabían ellos de este corazón caduco
donde no cabe ni un centímetro del mundo?
Y cuando no te reconoces en los pasos del hijo, ni en el espejo
harto de esquivar malos presagios
viendo de lejos el esplendor de las pérdidas
lo indescifrable y lo desconocido.
Callo: mi silencio alcanza ese cuerpo que no entiendo,
desmancho mi corazón de su último incendio.
Y sigo extranjero en ese vidrio,
gordo y cansado
y atrás de mí
algunas sombras, gestos de abuelos y tíos muertos
sobre los pasteles de vainilla.
Federico Díaz-Granados
Olho na montra o meu reflexo
no vidro
e vejo-me gordo, cansado, sobre esses pastéis de baunilha.
E penso nos amigos que não voltei a ver
e que sabiam eles deste coração caduco
onde não cabe nem um centímetro do mundo?
E não te reconheces nos passos do filho, nem no espelho
farto de desviar maus presságios
vendo de longe o esplendor das perdas
o indecifrável e o desconhecido.
Calo-me e o silêncio alcança esse corpo que não entendo,
desmanchando meu coração do último incêndio.
E continuo estranho nesse vidro,
gordo e cansado
e atrás de mim
sombras, gestos de avós e tios mortos
sobre os pastéis de baunilha.
(Trad. A.M.)
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