¿Serás, amor
un largo adiós que no se acaba?
Vivir, desde el principio, es separarse.
En el primer encuentro
con la luz, con los labios,
el corazón percibe la congoja
de tener que estar ciego y sólo un día.
Amor es el retraso milagroso
de su término mismo:
es prolongar el hecho mágico
de que uno y uno sean dos, en contra
de la primer condena de la vida.
Con los besos,
con la pena y el pecho se conquistan,
en afanosas lides, entre gozos
parecidos a juegos,
días, tierras, espacios fabulosos,
a la gran disyunción que está esperando,
hermana de la muerte o muerte misma.
Cada beso perfecto aparta el tiempo,
le echa hacia atrás, ensancha el mundo breve
donde puede besarse todavía.
Ni en el llegar, ni en el hallazgo
tiene el amor su cima:
es en la resistencia a separarse
en donde se le siente,
desnudo, altísimo, temblando.
Y la separación no es el momento
cuando brazos, o voces,
se despiden con señas materiales.
Es de antes, de después.
Si se estrechan las manos, si se abraza,
nunca es para apartarse,
es porque el alma ciegamente
siente
que la forma posible de estar juntos
es una despedida larga, clara
y que lo más seguro es el adiós.
PEDRO SALINAS
Razón de amor
(1936)
Serás, amor,
um longo adeus que não se acaba?
Desde o começo, viver é separar-se.
No primeiro encontro com a luz, com os lábios,
o coração percebe a angústia
de um dia estar cego e só.
Amor é o atraso milagroso
do seu próprio termo:
é prolongar o facto mágico,
de que um mais um sejam dois, contra
a primeira condenação da vida.
Com beijos,
com a pena e o peito se conquistam,
em afanosas lides, entre gozos
parecidos com brincadeiras,
dias, terras, espaços fabulosos,
isto à grande separação que nos espera,
irmã da morte ou a morte mesma.
Cada beijo perfeito afasta o tempo,
atira-o para trás, alarga o mundo breve
em que é permitido ainda beijar.
Nem no chegar, nem no encontro
tem o amor o seu cume:
ele sente-se é na resistência a separar-se,
desnudo, altíssimo, tremente.
E a separação não é o momento
em que braços, ou vozes,
se despedem com sinais materiais.
É de antes, de depois.
Se se estreitam as mãos, e se abraça,
não é nunca para apartar-se,
é porque cegamente a alma sente
que a forma possível de estar juntos
é uma despedida longa, clara
e que o mais seguro é o adeus.
(Trad. A.M.)
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