No hay nada más cansado que el rostro de un domingo
si son las cinco de la tarde y llueve,
no hay recuerdo más triste que el de los soportales
y la humedad calando la suela del zapato.
Pero a veces con sol y en día de diario,
más veces cada vez, casi todas las veces,
la fatiga del mundo hace eternas las horas.
Si supieras qué largos van los trenes,
el regreso obstinado de las moscas,
lo inútil de esperar al camarero,
la lacerante tos de los dentistas,
el avión que nunca llega a este aeropuerto de El Ecuador,
disculpen por favor señores pasajeros
con destino a Guayaquil,
y nunca llega.
No creas que te engaño.
Reconozco también las horas tensas,
ocasiones de amor, corazonadas
que avisan de una súbita alegría.
Pero tú ya no corres,
los jaguares
se suben a la acera a atropellar ancianos,
tú piensa en el futuro que te perdonan
y en tanto aburrimiento.
Recuerda los dentistas.
Y aquello que enseñabas, El que no se consuela
es porque no quiere.
Descansa, madre.
Duerme.
Antonio Pereira
Não há nada mais cansado que a face dum domingo,
às cinco da tarde, a chover,
não há lembrança mais triste que a das arcadas
e a humidade a entrar na sola dos sapatos.
Mas por vezes com sol e em dias de semana,
mais vezes de cada vez, quase todas as vezes,
a fadiga do mundo faz as horas eternas.
Se soubesses que longos vão os comboios,
o regresso obstinado das moscas,
a espera inútil do empregado,
a tosse aflitiva dos dentistas,
o avião que nunca chega aqui a Equador,
desculpem por favor senhores passageiros
com destino a Guayaquil,
e jamais chega.
Não penses que te engano.
Reconheço também as horas tensas,
alturas de amor, saltos do coração
que anunciam uma súbita alegria.
Mas tu já não corres,
os jaguares
sobem a avenida a atropelar idosos,
tu pensa no futuro que te poupam
e tanto aborrecimento.
Recorda os dentistas.
E aquilo que ensinavas, o que não se consola
é porque não quer.
Descansa, mãe.
Dorme.
(Trad. A.M.)
.