LA PIEDRA DEL RÍO
Donde el río se remansaba para los muchachos
se elevaba una piedra.
No le viste ninguna otra forma;
sólo era piedra, grande y anodina.
Cuando salíamos del agua turbia
trepábamos en ella como lagartijas. Sucedía entonces
algo extraño:
el barro seco en
nuestra piel
acercaba todo nuestro cuerpo al paisaje:
el paisaje era de barro.
En ese momento
la piedra no era impermeable ni dura;
era el lomo
de una gran madre
que acechaba camarones en el río. Ay poeta,
otra vez la tentación
de una inútil metáfora. La piedra
era piedra
y así se bastaba. No era madre. Y sé que ahora
asume su responsabilidad; nos guarda
en su impenetrable intimidad.
Mi madre, en cambio, ha muerto
y está desatendida de nosotros.
No rio onde era o remanso
havia uma pedra,
uma pedra vulgar, grande e
anódina.
Quando saíamos da água,
trepávamos por ela como
lagartixas. E então
sucedia algo estranho,
a lama seca sobre a pele
acercava-nos o corpo da paisagem,
que era de lama também. Aí,
a pedra não se mostrava dura nem
impermeável,
era antes como que o costado de
uma grande mãe
a espreitar camarões no rio.
Ah, poeta, outra vez
a tentação das metáforas inúteis,
a pedra
era a pedra e nada mais, não era
mãe nada.
Assume agora, sei eu, a sua
responsabilidade,
a de nos guardar no seu íntimo
impenetrável.
Minha mãe, por seu lado, é morta
e anda muito esquecida de todos.
(Trad. A.M.)
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