22.6.17

Jenaro Talens (Anjos sobre Roma)





ÁNGELES SOBRE ROMA



(II)

Recorrerte sin pausa, como quien
se despereza al sol; ser el sendero
donde inscribir tus huellas. Heme aquí,
acurrucado junto al estallido
que amaga el roce de tu piel.
Cobijo mi pasión a la intemperie
bajo el árbol frondoso de tus sensaciones,
esa implosión de un cuerpo
en el que busco anclarme. Vieja luz
que alumbra, sin embargo, todavía.


(IV)

Daré tu nombre a cuanto vea,
me aferraré a la imagen de tu cuerpo
como la yedra al sol de mediodía.
Igual que el mirlo al recorrer las hojas
busca en la nervadura
los gusanos, iré
a trabajar los surcos,
a sembrar la memoria
si es cierto que para morir,
como dijo el anciano,
basta sólo un ruidillo:
el de otro corazón
(¿mío, tuyo?) al callarse.
   (...)


Jenaro Talens




(II)

Percorrer-te sem descanso, como quem
se espreguiça ao sol; ser o carreiro
onde assinalar o teu rasto. Eis-me aqui,
agachado junto ao estampido
que ameaça o toque da tua pele.
Minha paixão abrigo-a da tormenta
sob a árvore frondosa de teus sentidos,
essa implosão de um corpo
a que tento segurar-me. Velha luz
que ainda ilumina, apesar de tudo.


(IV)

Darei teu nome a tudo quanto vir
e hei-de agarrar-me à imagem do teu corpo
como a hera ao sol do meio-dia.
Tal como o melro correndo as folhas
procura os bichos na nervura,
irei abrindo os sulcos,
a semear a memória,
se certo é que para morrer,
como disse o outro,
basta só um barulhinho,
o de outro coração
(meu? teu?) ao parar.
   (...)

(Trad. A.M.)

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