10.12.14

Francisco Urondo (A verdade é a única realidade)





LA VERDAD ES LA ÚNICA REALIDAD



Del otro lado de la reja está la realidad, de
este lado de la reja también está
la realidad; la única irreal
es la reja; la libertad es real aunque no se sabe bien
si pertenece al mundo de los vivos, al
mundo de los muertos, al mundo de las
fantasías o al mundo de la vigilia, al de la explotación o
de la producción.
Los sueños, sueños son; los recuerdos, aquel
cuerpo, ese vaso de vino, el amor y
las flaquezas del amor, por supuesto, forman
parte de la realidad; un disparo en
la noche, en la frente de estos hermanos, de estos hijos, aquellos
gritos irreales de dolor real de los torturados en
el angelus eterno y siniestro en una brigada de policía
cualquiera
son parte de la memoria, no suponen necesariamente
el presente, pero pertenecen a la realidad. La única aparente
es la reja cuadriculando el cielo, el canto
perdido de un preso, ladrón o combatiente, la voz
fusilada, resucitada al tercer día en un vuelo inmenso
cubriendo la Patagonia
porque las masacres, las redenciones, pertenecen a la realidad, como
la esperanza rescatada de la pólvora, de la inocencia
estival: son la realidad, como el coraje y la convalecencia
del miedo, ese aire que se resiste a volver después del peligro
como los designios de todo un pueblo que marcha
hacia la victoria
o hacia la muerte, que tropieza, que aprende a defenderse,
a rescatar lo suyo, su
realidad.
Aunque parezca a veces una mentira, la única
mentira no es siquiera la traición, es
simplemente una reja que no pertenece a la realidad.

Francisco Urondo



Do outro lado da grelha a realidade,
deste lado também, irreal é só a grelha;
a liberdade é real, mas não se sabe bem
a que mundo pertence, se dos vivos ou dos mortos,
se da fantasia ou da vigília,
se da exploração ou da produção.
Os sonhos sonhos são; as lembranças,
esse corpo, o copo de vinho, o amor
e as fraquezas do amor, já se vê,
fazem parte da realidade; um disparo na noite,
diante dos filhos ou dos irmãos, esses
gritos de dor de gente torturada
no 'angelus' eterno e sinistro de uma esquadra
qualquer de polícia
são parte da memória, não implicam o presente,
mas pertencem à realidade. A única aparência
é a grade mostrando o céu aos quadrados,
o canto perdido de um preso, ladrão ou combatente,
a voz fuzilada, ressurrecta ao terceiro dia
num voo imenso cobrindo a Patagónia,
porque os massacres, as redenções, pertencem à realidade,
como a esperança resgatada da pólvora,
da inocência estival: são a realidade
como a coragem e a convalescença do medo,
esse vento que resiste a voltar após o perigo
como os desígnios de todo um povo que marcha
para a vitória
ou para a morte, que tropeça, que aprende
a defender-se, a salvar o que é seu, a sua realidade.
Embora às vezes pareça uma mentira,
a única mentira nem é sequer a traição,
é simplesmente uma grelha que não pertence à realidade.

(Trad. A.M.)

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