21.9.13

Francisco Urondo (Não me posso queixar)





NO PUEDO QUEJARME



Estoy con pocos amigos y los que hay
suelen estar lejos y me ha quedado
un regusto que tengo al alcance de la mano
como un arma de fuego. La usaré para nobles
empresas: derrotar al enemigo –salud
y suerte– hablar humildemente
de estas posibilidades amenazantes.
Espero que el rencor no intercepte
el perdón, el aire
lejano de los afectos que preciso: que el rigor
no se convierta en el vidrio de los muertos; tengo
curiosidad por saber qué cosas dirán de mí; después
de mi muerte; cuáles serán tus versiones del amor, de estas
afinidades tan desencontradas,
porque mis amigos suelen ser como las señales
de mi vida, una suerte trágica, dándome
todo lo que no está. Prematuramente, con un pie
en cada labio de esta grieta que se abre
a los pies de mi gloria: saludo a todos, me tapo
la nariz y me dejo tragar por el abismo.

Francisco Urondo



Tenho poucos amigos e os que tenho
estão longe, daí me ficar um gosto na boca
que tenho à mão de semear
como uma arma de fogo. Usá-la-ei
para nobres tarefas, como derrotar o inimigo
– saúde e sorte – ou falar humildemente
de possibilidades intimidantes.
Espero que o rancor não tolha
o perdão, nem o ar distante
dos afectos que preciso, nem o rigor
se converta no vidro dos mortos.
Bem queria eu saber o que dirão de mim,
depois de eu morrer, o que dirás tu do amor,
destas afinidades tão desencontradas.
Porque meus amigos são como meus
signos de vida, uma sorte trágica, dando-me
tudo aquilo que não há.
Prematuramente, com um pé
em cada lábio desta fenda a abrir-se
aos pés da minha glória: a todos saúdo,
tapo o nariz e deixo que o abismo me trague.

(Trad. A.M.)

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